Emmaline
Palacio de Buckingham. Londres, Inglaterra
Me encontraba en una habitación rodeada de hombres que conversaban entre ellos, ignorándome por completo.
Como si yo no estuviese allí y pudiera dar mi opinión sobre economía, ciencias, matemáticas o cualquier tema de interés y no solo suponer que era una mujer sin el conocimiento para ser partícipe de la conversación.
Por un breve instante, los hombres se dirigieron a mí solo para brindarme sus felicitaciones por el embarazo.
Del cual ellos afirmaron que la maternidad me mantendría ocupada los próximos diez años.
Y que debería dejar en mi lugar a Andrew para que él se encargará de mis asuntos como reina.
Haciendo total énfasis que él los llevaría mejor porque era hombre y sabía mucho mejor de estos temas que yo.
Ancianos misóginos.
Creen que por estar embarazada debo detener mis actividades como si crear una vida dentro de mí fuera una enfermedad.
- No porque en unos meses me convierta en madre tendré que renunciar a ser reina. Podré ser ambas sin ningún problema. -
Los rostros de los hombres giran hacia mi dirección mirándome desconcertados.
Pensando que no escuchaba sus comentarios machistas y me quedaría callada.
Estaba harta de callarme.
Estaba en posición de decir lo que quisiera y todos respetarían mis decisiones y decretos.
Solo se dedican a asentir refunfuñando malhumorados.
Pues al parecer aún no se hacían a la idea que una mujer joven era su reina.
Cristine entra al salón haciendo una reverencia en mi presencia.
- Lamento interrumpir su reunión, majestad. Un hombre ha solicitado hablar con usted. Dice que se trata de un asunto de suma importancia y no que no puede esperar. -
- ¿Ese hombre tiene nombre? -
- Se ha reservado a proporcionármelo, majestad. Es por eso que he visto a usted. ¿Quiere que le diga que se marche? -
Nunca nadie antes me había pedido opinión para decidir sobre algo.
- Si me disculpan, caballeros. -
- Es su casa, majestad - Los hombres inclinan sus cabezas en una nueva reverencia.
Me levanto del sofá con estampado de flores dirigiéndome a la puerta donde se encuentra Cristine.
- Cristine, debes insistir en que digan sus nombres. Debo saber de quién se trata. No podemos darle acceso a personas que vienen hasta aquí con el pretexto de hablar conmigo. No estamos seguros de las intenciones de la otra persona. -
- Lo siento, majestad. No volverá a pasar.
- ¿Cómo es el hombre? -
- Es alto, con acento extranjero. Un hombre mayor, majestad. -
Como reina, ya había conocido a bastantes hombres mayores con acentos extranjeros.
Podría tratarse de algún presidente o un secretario de estado.
- ¿En dónde se encuentra? -
- En el recibidor principal, majestad. -
- Gracias, Cristine. Puedes retirarte. -
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Oscuro Secreto
RomansaEmmaline, princesa y legítima heredera al trono. Es obligada por su padre y su abuelo a casarse con un hombre al que no ama, para así, poder asumir su puesto como reina y gobernar a su lado. Emmaline se rehúsa a las condiciones que le ha impuesto su...