Capítulo 12

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Emmaline

Sentía que el corazón se me salía del pecho a cada paso que daba con los tacones intentando seguir los rápidos movimientos de Argus mientras me guiaba por la oscuridad de la noche.

Mirando cada cinco segundos por encima del hombro para comprobar que nadie nos estuviera siguiendo hasta que estuviéramos fuera de su alcance.

No tardarían mucho en darse cuenta de que había desaparecido y me buscarían por los alrededores el palacio.

Cuando llegamos al garaje lleno de autos y camionetas.

Argus se montó en un Maserati Quattroporte negro brillante con las ventanas polarizadas y blindadas.

Una vez que el motor se puso en marcha.

No había vuelta atrás.

Estaba escapando con Argus hasta un lugar totalmente desconocido para mí.

Condujo sin detenerse hasta que estuvimos lo suficientemente lejos de los guardias del palacio.

No hablamos por un buen rato.

El camino parecía nunca acabar.

El silencio nos envolvía en el interior del auto.

Había olvidado ni teléfono en mi habitación, así que no tenía manera de llamar a Amber o a Luciana para decirles que me encontraba bien. Y que solo quería estar sola y marcharme de mi propia fiesta de compromiso.

Pero sentía ligera, sin la intensión de tener que dar explicación alguna de a donde había ido.

Ya se estaba haciendo costumbre huir y dejar mis pertenencias en casa.

Ver al conde Andrew bailar cuerpo a cuerpo con mi mejor amiga, n provoco alguna reacción en mi interior.

Ni un solo indicio de celos se apodero de mi cuerpo.

Me hizo sentir menos culpable por haber aceptado que Argus me llevara lejos de ese lugar.

Acababa de comprometerme con un hombre y me encontraba sentada en el asiento del copiloto huyendo de la mano con otro hombre.

El conde Andrew podía desposar a la mujer que quisiera y realmente no me importaría.

No quería estar atada a un hombre que no amaba.

Quería ser libre.

Y Argus lentamente estaba cortando las cuerdas que me privaban de esa anhelada libertad.

La forma tan cruel desalmada en la que me trato y me hablo mi abuelo hace unas horas, me obligo a aceptar el compromiso con el conde.

Pero Argus apareció en el momento indicado.

Argus aun lleva el antifaz oscuro sobre su masculino rostro.

Esta demasiado concentrado en el camino que no se molesta en mirarme mientras lo observo conducir.

- ¿A dónde vamos exactamente? -

No se gira para mirarme se mantiene en silencio por largos minutos y mantiene la mandíbula tensa todo el tiempo.

Parece que no ha escuchado mi pregunta.

O solo me está ignorando.

Tal vez actuó de manera impulsiva y ahora se arrepiente de haber sacado de ese salón lleno de personas que no se alegraban por mí y mis logros. Solo por mi compromiso.

- A mi casa - Responde con frialdad.

- ¿A tu casa? ¿Tienes una propiedad en el país? -

Su trabajo era proteger a otras personas, tenía sentido que necesitara su propio espacio.

Oscuro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora