Capítulo 23

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Argus

Me encontraba desesperado.

Preocupado.

Estaba a punto de volverme loco.

Nada podía alterarme, pero no saber nada de Emmaline, me estaba poniendo nervioso.

Emmaline no atendía el teléfono. Mandándome a buzón.

Cedric, su antiguo chofer, me había informado que había llevado a Emmaline a la cafetería de su amiga.

Y le dijo que lo llamaría si necesitaba que la recogieran.

Pero ella nunca le devolvió la llama a Cedric o a mí.

Sabía que Emmaline estaba deprimida por la muerte de Phoebe porque a duras penas sonreía cuando estábamos juntos.

Su brillo se había apagado cuando Amber le dio la noticia de su muerte.

El azul intenso de sus ojos se había opacado.

Había sufrido pérdidas importantes en su vida.

Su madre había muerto en un accidente de auto cuando salía del palacio.

Su hermana murió debido al cáncer.

No estaba preparada para la inesperada muerte de Phoebe.

Entendía su dolor.

Esa pequeña niña me recordaba a la pureza de otra niña que había conocido hace no mucho tiempo.

Recordándome que no todos los seres humanos eran malvados.

Ella me mostró amabilidad, provocando que me sintiera culpable por hacerle daño a alguien inocente como lo era esa niña.

Ella me demostró que no era un ser despiadado.

Ella no me temía, aunque debería haberme tenido miedo.

Su nombre era Jessie.

La devolví sana y salva.

Encargándome de que nada malo de sucediera.

No quería lastimarla.

Y me di cuenta que, por corazones tan puros como esos, no podía ser un hombre despiadado.

Pero Bruno De Santis no pensaba lo mismo que yo. Emmaline estaba sola caminado por la calle, no llevaba consigo un arma para dispararle a ese imbécil.

De Santis podría atacarla y asesinarla sin pensarlo dos veces.

Sin remordimiento.

Debía encontrarla antes de que se volviera más tarde.

Si algo le sucedía a Emmaline nunca me perdonaría.

Viviría con la culpa hasta el final de mis días.

No debí marcharme para poner en orden mi negocio cuando el peligro estaba dentro del palacio.

Bruno podría haberla secuestrado y Emmaline estaría muy lejos en estos momentos.

Mierda.

Aparqué frente a la cafetería de su amiga.

Fue el primer lugar que se me vino a la cabeza.

Las luces del interior estaban apagadas y parecía que ella se había marchado hacia horas.

- Carajo - Me paso la mano por el cabello frustrado.

Vuelvo a llamarla hasta que atienda el teléfono.

Atendió hasta el cuarto tono.

- ¿Hola? - La música del fondo es demasiado alta y se mezcla con su voz alegre que llega hasta mis oídos.

Oscuro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora