Capítulo 21

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Argus

Después de tomarla en el estrecho e incómodo baño.

Salimos del comedor comunitario y ella convenció a su equipo de seguridad de volver al palacio sin ella.

Los hombres no quisieron desobedecerla porque sabían que, si no seguían sus órdenes, serían despedidos inmediatamente.

Como aquella vez que tuvo las pelotas para echarme por no haberla protegido cuando recién llegue al palacio.

Mi principessa era demasiado inteligente y persuasiva al mandar de vuelta a su seguridad para escapar de su abuelo e ir a mi mansión sin que nadie nos siguiera.

Quería mantenerla alejada del palacio, su abuelo, su padre y Bruno De Santis.

La mejor opción para logarlo era llevarla a mi casa, porque era probablemente el lugar más seguro que podía existir en estos momentos.

Ninguno de mis enemigos se atrevería a ponerle una mano encima si ella se encontraba en mi casa a menos que quisieran morir.

- Deje mi teléfono en el asiento trasero de uno de los autos para que cuando ese hombre intente buscar mi ubicación, esta indique que estoy dentro del palacio. Y nadie sabrá en donde me encuentro. -

¿Ya dije que esta increíble mujer es tremendamente inteligente y astuta?

Por aquella razón no quería que descubriera la verdad por su cuenta.

No solo quería tenerla desnuda en mi enorme cama para follarla hasta que el cuerpo se desplomara contra el colchón por los incontables orgasmos que le daría.

Quería estar a solas con ella para hablarse sobre mí.

Decirle quien era realmente.

Pero temía su reacción.

- Muy inteligente de tu parte, principessa - Le doy una sonrisa. Orgulloso de esta mujer.

- ¿Podemos detenernos en una tienda de teléfonos? Necesito comprar uno nuevo y llamar a Amber y Lucy. -

- Como ordene, mi principessa. -

***

Nos detuvimos en una tienda de la pequeña cuidad antes de llegar a mi casa.

Emmaline consiguió un nuevo teléfono, idéntico al que coloco en el auto que ya estaba en el palacio en estos momentos.

Seguí conduciendo hasta entrar en el camino de mi propiedad en Kettering.

Emmaline había llamado a Luciana para concretar una fecha próxima para que pudieran verse en la cafetería de ella.

Se escuchaba feliz y emocionada.

Estábamos envueltos en un silencio aparentemente incómodo.

Todo el camino a la mansión intente buscar una manera de como tenía que decirle a Emmaline como era que me ganaba la vida.

El por qué poseía una mansión en Reino Unido, porque estaba ahí en primer lugar.

Todo estaba perfectamente calculado.

La gravilla botando lejos de los neumáticos fue el único sonido que se percibía dentro del auto.

Tanto Emmaline como yo, estábamos sumidos en nuestros propios pensamientos.

Bajo del auto y lo rodeo para abrir la puerta del lado de Emmaline, como el caballero que pocas veces era.

- ¿Te encuentras bien? -

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