Capítulo 41

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Emmaline

Semanas más tarde no me acostumbrada a la idea de estar casada con Leandro.

Todos los días al despertar tenía que mirar mis argollas de matrimonio para comprobar que de verdad me había casado con él y que no era un sueño para después mirar al que se había convertido en mi esposo.

Hacía un par de días que Leonardo dormía con nosotros después de que nuestro pequeño hijo había pescado un resfriado que apenas podía conciliar el sueño casi al amanecer.

Leo dormía sobre el pecho de su padre, su cuerpo subía y bajaba al mismo tiempo que el torso de Leandro.

Profundamente dormidos.

También estaba cansada y agotada por las noches sin dormir y cuidar del pequeño Leonardo, pero eso no me impedía despertar antes que ellos para poder mirarlos con profundo amor.

Los diamantes blancos rodeando al brillante y rojo rubí enorme que le perteneció a mi abuela Lourie y el que también le perteneció a mi madre tras comprometerse con mi padre.

El anillo que Leandro puso en mi mano la noche en que nuestro hijo llego al mundo.

Los rayos de sol que penetran por la ventana de la habitación haciendo que los diamantes destellan cuando dejo mi mano sobre el hombro de mi marido sintiendo su piel cálida.

Permaneciendo allí por varios minutos.

No quería levantarme de la cama y despertarlos.

Si no fuera la jefa de estado, me quedaría hasta tarde en la cama junto a los hombres de mi vida.

Ver a Leandro convertirse en padre y amar con el alma a Leonardo provocaban que mi corazón quisiera estallarme de felicidad. Presenciar el cambio tan drástico en él, un hombre que es un asesino.

Leandro era el hombre perfecto.

Desde mucho antes de que descubriera que me había enamorado de él.

Ser tan amoroso y preocuparse de la salud de otro ser humano, los dos priorizábamos a Leo en vez de nuestro propio sueño y descanso hasta ver que nuestro hijo se encontraba bien, podíamos volver a la cama y el cansancio nos vencía hasta la mañana.

Me encantaban las mañanas como estás.

Donde solo estábamos los tres.

Siendo una familia como todas las demás.

Como la familia que deseaba cuando era pequeña.

Una profunda respiración escapa de los labios entreabiertos de Leandro.

Mis ojos ascienden hasta su rostro comprobando que aun continúe durmiendo

La mano masculina de Leandro trepa torpemente hasta el pequeño cuerpo de Leonardo comprobando que aun este sobre él.

Instantes más tarde intenta abrir los ojos para ver a Leonardo.

Levanta un poco la cabeza para encontrarme con una enorme sonrisa en los labios.

- ¿Aun sigues en la cama? - Vuelve a recostar la cabeza en la almohada.

- ¿Querías que me levantará y perderme de contemplar dormir a mis hombres favoritos? Jamás. -

- Llegarás tarde al evento donde necesitan de tu presencia, principessa. -

- Pueden esperar. ¿Noche difícil? - Pregunto acariciando la cabeza de Leonardo.

La fiebre ha bajado y sus mejillas ya no se encuentran sonrojadas.

- Así fue - Se lleva la palma de la mano a la cara frotándola como si con eso fuera a eliminar el sueño de su rostro.

Oscuro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora