Emmaline
Cuando entramos a su casa me llevó a su habitación.
Despojándonos de la ropa en tiempo récord e impidiéndole a nuestros cuerpos unirse y fundirse en uno solo.
Arrancándonos la ropa a manotazos desesperados por sentir al otro.
La punta roja e hinchada de su erección rezumando de líquido blanco.
Lo sentí palpitar cuando entró en mi estrecha y húmeda cavidad.
Mi apretada entrada le dió la bienvenida a su enorme y grueso miembro una y otra vez hundiéndose entre mis piernas.
Nuestros jadeos y nuestros cuerpos al encontrándose se escuchaba por toda la habitación.
Haciendo el amor lenta y pausadamente.
Disfrutando de las nuevas sensaciones que Argus me proporcionada con cada embestida.
Ya no se trataba de sexo sin sentido.
No era solo para obtener placer.
Y satisfacerse él mismo.
Me sentía de manera distinta con él suspendido sobre sus musculosos y bronceados brazos entrando y saliendo de mi cuerpo.
El cuerpo que reclamaría como suyo toda la noche.
Le pertenecía a él.
En cuerpo y alma era suya.
Siempre lo sería.
Tal vez se debía a que nuestros sentimientos habían cambiado.
Y amaba a el hombre que cubría mi cuerpo con el suyo.
- Te quiero, Argus ... - Miro directamente a sus ojos cuando las palabras abandonan mis labios, esperando un cambio en su rostro enterrando los dedos en su cabello húmedo.
Fuego ardiente como brasas en una hoguera aparece en sus ojos verdes.
Mostrando satisfacción al escucharme decirle que lo quiero mientras se clava en mi interior para hacerme alcanzar mi liberación.
Se mueve por mi excitación cubriéndose de ella llevándome un nivel más arriba del placer que ya conocía gracias a él.
Mi pulso se acelera cuando encorvo la espalda para darle mayor profundidad a su miembro pegando mis senos a su sudoroso pecho.
Me mira excitado.
- Te quiero, principessa ... -
Bombea un par de veces antes de liberar su pesada carga en mi interior con un gruñido masculino y sensual que probablemente le ha desgarrado la garganta.
Su pecho sube y baja violentamente obligando a sus pulmones a llenarse de aire después de entregarme todo.
- Quiero más. -
Cierro las piernas alrededor de sus caderas impidiéndole salir de mi cuerpo.
- ¿Crees que ya he terminado contigo, principessa? Haré que te corras tantas veces que perderás la cuenta. Y mi semen ya no cabrá en tu pequeña vagina, principessa. -
***
Dormimos unas cuantas horas hasta que el sol salió.
Argus había prometido darme múltiples orgasmos en una sola noche y lo había cumplido.
Sentía el escozor pegajoso filtrarse por mi abertura y manchar las sábanas cada vez que me movida por la cama.
El brazo de Argus grueso por los músculos me envolvía la cintura manteniéndome pegada a su cuerpo como si temiera que me escabullera mientras él dormía profundamente.
ESTÁS LEYENDO
Oscuro Secreto
RomantizmEmmaline, princesa y legítima heredera al trono. Es obligada por su padre y su abuelo a casarse con un hombre al que no ama, para así, poder asumir su puesto como reina y gobernar a su lado. Emmaline se rehúsa a las condiciones que le ha impuesto su...