Capítulo 5

867 59 6
                                    

Emmaline

Cada palabra fue pronunciada con lentitud, con su voz tranquila y relajada.

Como si la amenaza fuese una declaración de amor.

Provocó que cada nervio de mi cuerpo vibrara por el terror que me sembraron sus palabras.

Era el mismo hombre que me había atacado en la bañera la noche anterior, de eso no había duda.

Esta vez, llevaba consigo un arma para que no pudiera escapar de sus manos y terminar con lo que se propuso anoche.

Acabar con mi vida sin que nadie se interponga.

Yo, incluida.

Estoy realmente aterrada, porque no hay algún objeto cerca para poder defenderme de mi atacante.

Es mucho más fuerte que yo.

Y aparentemente, mucho más rápido.

Sabemos quién ganara esta vez.

Él.

Si intento correr al interior del palacio. Vendrá por mí en cuestión de segundos.

O simplemente jalara del gatillo.

La bala me alcanzara por la espalda.

Dejándome mal herida o moribunda.

Vuelvo a sentir impotencia por no saber absolutamente nada sobre defensa personal o algún movimiento para despistarlo por algunos minutos, incluso inmovilizarlo, para ponerme a salvo detrás de las enormes puertas del palacio.

Escucho un clic, indicándome que el hombre le ha quitado el seguro al arma.

No titubea un instante, está decidido a dispararme sin piedad.

Respiro profundamente.

Rezando a todos los dioses para salir de este nuevo atentado, ilesa.

Dudo que sea así, porque el cañón del arma apunta directamente a mi cabeza.

Cierro los ojos con fuerza.

Me tiene abrazada por la cintura, manteniéndome pegada a su duro y firme cuerpo.

Reteniéndome para que esta vez no pueda huir.

Siento su cálida respiración chocar contra mi oído.

Haciéndome estremecer.

Susurrando con su voz profunda y masculina.

- Nada me pone tan duro, como una mujer cuando suplica por su vida – Diciendo las palabras en italiano, hacen que una corriente eléctrica viaje por mi espina dorsal.

Mi cabeza queda a la altura de su barbilla, mientras que, con su brazo, inmoviliza mis brazos y mi cuerpo.

- Si haces cualquier movimiento. No dudaré en hacerte un agujero en la cabeza para hacerte callar.

Forcejeo con mi atacante.

- Me obedecerás en todo lo que te diga que tienes que hacer. –

Mierda.

Este hombre tiene planeado hacer cosas que ni siquiera quiero imaginar lo que quiere hacerme antes de matarme.

Dejo escapar el aire acumulado en los pulmones de golpe.

Las fosas nasales se dilatan por la frustración.

No lo pienso un segundo más e inclino con violencia la cabeza hacia atrás.

Golpeándolo justo en la mandíbula.

Oscuro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora