Capítulo 1

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Año 1994

Cada día aumentaba progresivamente el nivel de la temperatura llevaba todo el día lloviendo por lo que el clima era más bien fresco. Las hojas y flores de los árboles de hoja caducifolia iban creciendo de manera gradual, dando de nuevo color al paisaje después del invierno.

Al estar todo en día en casa mirando por la ventana me sentía ansiosa y con muchas ganas de poder comer mi dona del día, ya era costumbre que todas las tardes fuera a la tienda de Doña Lupe por una dona rellena con arequipe eran las mejores del mundo y en mi maravillosos estado solo me quedaba disfrutar de los placeres de la vida, así que inmediatamente escampo busque mis baletas y una chalina, tome mi sombrilla para estar preparada, las llaves de la casa y el dinero: cuando abrí la puerta me inundo un aroma maravilloso a tierra mojada, el cantar de los pájaros inundaron mis oídos y pude ver el hermoso color de la vida, coloque mi mano en mi gigante vientre y me dispuse a caminar hacia la tienda.

- Buen día Doña Lupe ¿cómo ha estado? –

- Hola niña linda con muchas ganas de saludarte, ven dame un abrazo –

y me tomo entre sus brazos como yo esperaría que lo hiciera mi propia madre.

- Dime por favor que tienes esa delicia de dona – le dije intentando colocar la mejor cara de ruego que podía.

- Mi niña hermosa pachito las está rellenando siéntate y conversamos un rato mientras están listas –

Me dirigí con ella hacia una de las mesitas que tenía para la atención de los clientes, yo solo podía mirarla y sentir tanto cariño y devoción por esa señora que era un amor con todas las personas que en algún momento la llegamos a necesitar, se convirtió en nuestra propia mamá.

- ¿Y cómo te has sentido? ¿has podido dormir bien? Dime por favor que juan te trata bien

- Pero por favor su hijo es una bendición, no ha habido un solo día en el que yo pueda tener una sola queja de ese maravilloso hombre y anoche si logre dormir, después de hacer el baño que me recomendó me sentí muy relajada y me quede dormida rápido, hoy lo volveré a hacer

De verdad que era el mejor hombre con el que me podría llegar a haber topado; cuando llegue a este país me encontraba en una situación desespera, no tenia ni que comer, ni en donde dormir, ni siquiera tenía ropa para cambiarme, pero esta maravillosa mujer me brindo un hogar y me abrió las puertas de su hogar donde conocí a su hijo y nos enamoramos perdidamente el uno del otro, hasta podría llegar a decir sin temor a equivocarme que fue amor a primera vista.

- Me alegra sabes que el esta muy enamorado de ti y ahora más que tendrán un maravilloso bebe que estoy segura que no será mas que dichas para esta familia

Justo en ese momento por la puerta de servicio ingresaba "pachito" el amor de la vida de Doña Lupe con una bandeja llena de las deliciosas donas rellenas de arequipe con una capa exterior de azúcar glas que ya no mas de verla se me hacia agua la boca, yo sabia que a mi hijo o hija le encantaban estas deliciosas donas, pero no voy a negar que también se estaban convirtiendo en mi adicción.

- Se me hizo escuchar una hermosa voz y creo saber por qué esta aquí – dijo don "pachito" enseñando mas alto la bandeja con las donas, no pude evitar sonreír al verlo pues me sentía en mi hogar.

- ¿Cómo amaneció? – y me acerque a el para que me diera mi cotidiano beso en la frente – me extraño? – le dije alejándome un poco para con una mano poder tomar mi dona y comenzarla a disfrutar

- ¿Pero claro que sí, o quien no extrañaría a esta preciosura? O no mi hermosa Lupe – le pregunto a su esposa mirándola con un brillo en los ojos que solo una pareja enamorada después de mas de 50 años casados podría tener

- Estas en lo correcto querido esposo – dijo doña Lupe giñando un ojo, cullo gesto nos hizo reír a todos

Yo volví a tomar asiento mientras ellos continuaban las labores atendiendo la tienda y yo disfrutaba de mi deliciosa dona, ya casi estaba anocheciendo y tenia que regresa a casa a esperar a mi esposo y cenar juntos después de un largo y difícil día de trabajo; así que sin mas demora me levante de mi silla, alise mi falda y levante mi mano diciendo – Voy para la casa, ya debe de estar por llegar Juan – dije adiós con mi mano y les mande un beso en el aire el cual ellos respondieron y me devolvieron con una grande sonrisa y un sonoro –" Adiós mi niña"- y retorne a mi casa.

Al cerrar la puerta tras de mi recordé que había olvidado pagar la dona y había dejado mi sombrilla en la tienda así que me apresure a tomar el teléfono fijo y llamar avisándoles lo sucedido y que el día de mañana pasaría por la sombrilla y a pagar la dona del día de hoy, últimamente estas amnesias pasaban con mas facilidad, si no era la estufa que dejaba encendida, era que olvidaba apagar las luces o olvidaba donde dejabas las llaves o las gafas, mi dedicado esposo siempre estaba para recordarme que debía de tomar las vitaminas diariamente sino, estoy segura que también se me olvidaría.

Me apresure a la cocina a calentar la cena que había dejado listo antes de salir, cuando estaba encendiendo la estufa de la sopa escuche las llaves de mi esposo intentando abrir la puerta y mi corazón salto de alegría así que deje el calentando la comida y me dirigí a la puerta para encontrarme con el amor de mi vida, al verme su hermoso rostro se ilumino y pude sentir todo su amor en la mirada, me apresure hacia el y lo rodé con mis brazos a su cintura ya que era muy alto para alcanzar su cuello en mi estado.

- Amor que bueno que ya llegaste te extrañe mucho – me tomo con sus enormes brazos, una mano la dirigió a mi cintura pegándome lo más que pudo hacia el y la otra la coloco en mi cuello para tener el control de nuestro beso, sentí como nuestros labios se unieron en un tierno beso y como se movían en una sincronía casi perfecta, note cuando el ritmo del beso cambio de tierno a deseo carnal pues su agarre se hizo mas firme y su mano bajaba de mi cintura a mi nalga, así que abrí mis ojos y separe nuestro deliciosos contacto y el me miro dudoso – ¿todo bien? – le pregunte, lo conocía muy buen para saber que algo había pasado en la empresa y que estaba cargado de estrés, no me preocupada el hecho de tener sexo, por Dios esa era la parte que mas me encantaba, era el hecho de que estuviera pasando por algo complicado y necesitara de mi ayuda.

- Hay mamacita y ¿Cómo esconder algo de ti? – me dijo y yo solo sonreí de lado – tuve un altercado hoy con un trabajador estaba acosando a una de sus compañeras y las cosas se pusieron un tanto feas – yo solo podía mirar su carita intentando descifrar esas hermosas facciones.

- Como lo siento mi amor se cuanto aprecias a tus trabajares y sé que te lastima el tener que presidir de alguno de ellos, pero estoy segura que tomaste la mejor decisión – me acerque mas a el para continuar con nuestro beso, pude sentir como su boca pedía intensamente que le diera acceso a mi lengua quería jugar y vaya que yo también estaba deseosa pues este hombre era mi adoración

Coloco su mano con más fuerza en mi cabeza y apretaba mas mi nalga, sabia lo que quería y lo que me estaba pidiendo pues lo sentía en su entre pierna como un roble, me deje llevar lentamente por nuestros labios que jugaban el uno con el otro, nuestras lenguas no paraban de chocarse y pedir más, se escapaban gemidos de mi boca que no podía retener.

- Mamacita no es que quiera parar, pero creo que si no apagas las estufa hoy no cenaremos tus delicias culinarias – y yo caí en cuenta de la comida que había dejado en la estufa el cual ni en dos segundos él ya estaba caminando a la cocina para apagarla

Cuando llego no podía borrar esa sonrisa de su cara que era entre deseo y gracia, pues nuestra vida de casados no era nada menos que el mismo cielo, no había un solo día de aburrimiento en nuestro hogar éramos una pareja llena de felicidad. 

La Plebeya (BOOK ONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora