Décimo capítulo

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[Por ti.]

Ashido y yo veíamos la casa de papel juntas, y comentábamos algunas cosas que pasaban.

— Tokio es la puta ama —comente, viendo cómo la protagonista apuntaba con la pistola al líder del atraco.

—Ashido comía palomitas— A mi me gusta mucho Nairobi —dijo, metiéndose más palomitas en su boca.

La serie te sabía mantener enganchado en la trama, y eso me gustaba mucho. La puerta de la casa fue abierta, y Ashido y yo volteamos nuestros rostros para ver quiénes eran los que llegaron.

— Hola, chicos —saludo Ashido.

Yo volví a mirar a la pantalla ignorando a los que habían llegado.

— ¿Ya comieron? —preguntó Kirishima, acercándose a Ashido.

— No —respondió Ashido.

— Aquí tenemos comida —hablo Bakugo.

Yo lo ignoré, y Ashido se levantó del sofá para ir a la mesa a comer. Yo detuve la serie, y me levante del sofá para ir a la habitación de Bakugo. Busque mi teléfono y entre a los contactos. No tenía ninguna llamada perdida de mi madre.

Parece que al fin se canso de mi.

Suspire, y pensé por un momento a quien llamar, quería irme de este lugar. Vi el contacto de mamá por unos minutos, pero al final solo decidí apagar el teléfono. No iba a llamarla, no soy de dejar mi dignidad por el suelo. La puerta de la habitación fue abierta, dejando ver a Bakugo.

—Yo lo mire esperando a que él hablara— ¿Por que no vienes a comer? —preguntó.

— No tengo hambre —respondí seca.

Bakugo y yo nos quedamos callados, solo viéndonos mutuamente.

— Como quieras —dijo, para después darse la vuelta y hacer el ademán de irse del cuarto.

— ¿Puedo preguntarte algo? —él detuvo su acción y me volteó a ver de nuevo.

— ¿Que? —respondió desinteresado.

— ¿Pasó algo para que de repente te estés comportando distante? —tiene suerte de que la curiosidad me ganaba, por que si hubiese sido otra persona me hubiese comportado de la misma manera que él o más fría.

— No pasó nada... —respondió, y se giró dispuesto a irse.

—Solté una risa llena de sarcasmo— Me follas y luego actúas como si fueramos extraños —lo enfrente, cruzándome de brazos tomando una postura firme.

—Bakugo se quedó callado por unos minutos dándome la espalda— No entiendo por que te pones así, no es nada diferente a lo que tú haces a menudo —apreté mi mandíbula.

—Ahora fui yo la que se quedó callada sin saber que decir— Pensé que iba a ser un poco diferente contigo —solté sin pensar, casi en un murmuro.

Escuche un suspiro de parte de Bakugo, y yo solo me volteé quedando mirando la cama. Esperaba a que él se fuera, ya que creí que nuestra conversación había terminado. A cambio sentí como dos brazos se enredaron en mi cuerpo, y un cuerpo justo atrás de mi.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora