[Alfas] - Bakugo y tú

Cuadragésimo séptimo capítulo

[No puedes.]

Me moví adormilada, sintiéndome desorientada y el silencio a mi alrededor no ayudaba. Con una de mis manos froté mi rostro y con la otra apreté las finas sábanas que estaban cubriéndome sobre el colchón que era algo delgado. Fruncí mis cejas al pensar en lo último...

¿Sábanas y un colchón?

Me senté con rapidez y mire las sábanas que tenía entre mis manos. Eran blancas y de una tela casi transparente. La "cama" era cómoda, pero podría estar mejor. Pase mis ojos por el lugar, todo era blanco, tanto que enfermaba. Hacía frío y esas finas telas no ayudaban a calentar mi cuerpo ni un poco. Parecía literalmente un cuadrado, en donde había un pequeño baño en la esquina derecha y cuando mire a un lado de la cama vi también un basurero. Le di un vistazo a lo que tenía puesto, ya no era la ropa que tenía en la fiesta, era como una bata de hospital que tapaba todo mi cuerpo.

¿En donde carajos estoy?

Me levante de la cama y mis pies descalzos tocaron el frío suelo, erizándome los pelos de mi piel. Había una puerta, así que decidí acercarme para abrirla. Cuando moví la perilla se tranco, demostrándome que estaba cerrada con seguro. A un lado de la puerta había un gran cristal con un espacio en donde podían meter cosas, como comida. El cristal era como una pared y podía ver hacia afuera. No había nadie, solo se veía un pasillo alumbrado.

— ¿Hola? —mi voz hizo eco en el pasillo.

Jugué con mis manos, sintiendo la ansiedad creciendo en mi interior. Le di golpes al vidrio.

— ¿Hay alguien ahí? —pregunte, pero nadie respondió— ¡que alguien me responda! —grite, dando más golpes al cristal.

Pase mis dedos por la raíz de mi cabello, despeinándolo. Me di la vuelta, frotando mi rostro con frustración.

Necesito salir de aquí.

Mire de nuevo la bata que tenía puesta, casi con asco. ¿Como había llegado aquí? ¿Quien me metió en este lugar? Y, ¿que era este lugar? El silencio me estaba enloqueciendo.

— T/n —alguien me llamo con voz ronca.

Me volteé al instante cuando lo escuche y me acerqué al cristal.

— Bakugo, ¿en donde carajo estoy? —pregunte.

Él se quedó callado por un buen rato mientras solo me miraba. Sus ojos estaban opacos y no sabía que quería transmitir con su expresión. Nunca lo había visto tan serio.

— Sácame de aquí —demande, retomando la palabra.

— No lo haré —por fin hablo.

Mis cejas se fruncieron aún más.

— ¿Que? —lo miraba a través del vidrio molesta y con una postura amenazante.

— Que no te sacaré de aquí —repitió— no lo haré —su mirada era fría.

Me quedé callada y luego reí, sin saber como más reaccionar. Puse mis ojos en él de nuevo y casi gruño al hacerlo.

— Juro que si no me sacas de aquí voy a tumbar la maldita puerta y después te mataré —advertí.

— No lo harás —uso su voz de alfa contra mí.