Octogésimo segundo capítulo

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[¿Ahora sería diferente?]

Mamá estaba frente a nosotros, mirándonos pensativa. Mientras Bakugo, Sero, Mina y yo estábamos frente a ella sentados en el otro sofá, esperando por su respuesta. Ya le habíamos contado todo, el problema que Bakugo tenía con su madre y mamá parecía entender, pero aún no había dado una respuesta hacia que Bakugo pudiese quedarse en casa con nosotras. No pensé que tomaría tanto tiempo el que ella dijera algo, pero no la quise presionar a hablar, no quería complicar más la situación. Así que solo esperé junto a los chicos.

Antes de hablar ella suspiró, fijando su mirada completamente en mí.

— Sabes que tenemos asuntos complicados con Diana, no quisiera que se alterara más al permitir que él se quedara —dijo— pero... tampoco me sentiría bien no ofreciendo mi ayuda cuando la puedo dar. Viendo su estado y sabiendo toda la historia, me es imposible negarle un lugar seguro, es por eso que aceptaré que se quede —aceptó por fin.

Sonreí y miré a los chicos, tratando de que no estuvieran tan tensos.

— Pero con una condición —retomó la palabra mamá.

Volví mi vista a ella y esperé a que terminara.

— Deben controlarse, no quiero que Diana piense cosas que no son y sea otro problema para sumar —se quedó callada luego de eso, esperando a que yo hablara.

— Mamá, sabes muy bien que nosotros por ahora no tenemos un contacto más allá que el de una amistad. No va a pasar nada, lo prometo —respondí.

Ella asintió y miró a Bakugo con una sonrisa calmada.

— Todo se va a solucionar, estaremos aquí para apoyarte en lo que necesites. No me molesta que estés aquí en lo absoluto, no quiero que pienses eso. Es solo que necesito poner algunos parámetros para evitar más conflictos —le explicó suave, como si Bakugo fuera otro hijo más de ella.

Siempre es así, tan comprensiva...

— Lo entiendo, sé que también tienen sus problemas —me miró con disimulo— y mi intención no es darles más. Me iré tan pronto pueda hacerlo, agradezco su hospitalidad —bajó su cabeza en forma de reverencia y agradecimiento.

Mamá se levantó del sofá y se acercó a Bakugo para poder poner una de sus manos en su hombro en demostración de apoyo.

— Puedes quedarte el tiempo que necesites, tranquilo —su instinto maternal cada vez florecía más— iré a cocinar, ¿se quedarán? —les preguntó a Sero y a Mina.

Ellos se miraron entre sí y luego sonrieron apenados.

— Nos encantaría, pero ya debemos volver a casa. Solo queríamos estar seguros de que todo saliera bien —respondió, Mina— Nos vemos mañana, chicos —se despidió con una sonrisa.

Sero puso una de sus manos en el hombro de Bakugo.

— Todo estará bien, amigo, ya verás —animó.

Bakugo asintió lento, pero no dijo nada. Sabía que aún estaba preocupado por todo, era normal, así que les hice una seña a Sero y a Mina para que me acompañaran a la salida y así dejáramos a Bakugo solo por un rato.

— Él estará bien, solo tiene que descansar. Los mantendré informados de cualquier cosa que pase —avisé.

Mina asintió y sin esperármelo me abrazó.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora