Trigésimo octavo capítulo

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[No tienes derecho.]

Dos horas habían pasado desde que hablé con Kirishima, y aún no llegaba. Salíamos de la academia a las tres de la tarde, y ya eran las tres y media, y tampoco es que la casa de Hawks quedara tan lejos. Sorprendentemente esa academia queda en el centro de todo, ni muy cerca ni muy lejos. Me encontraba recostada en el sofá, mirando al techo, pensando en...

Nada.

O eso intentaba. De vez en cuando Bakugo aparecía en mi cabeza, pero lo espantaba con rapidez. No quería pensarlo, no lo soportaba. Odiaba tenerlo rondando por mi mente, odiaba las ganas que tenía de verlo. Los minutos siguieron pasando hasta que a lo lejos escuché las gomas de un auto cerca de la casa. Me levante del sofá, y camine a la ventana para poder ver al exterior. Afuera se encontraba un carro rojo, que ya yo sabía quien era el dueño.

— ¡Hawks! ¡Me voy! —avise, y casi al instante él salió de su habitación.

— Nos vemos —llegó a mí, y me abrazo en forma de despedida.

— Adiós —devolví el abrazo, tratando de hacerlo con la misma calidez que le daba él.

Nos separamos, y yo me aleje. Con mi celular en el bolsillo salí de la casa, cerrando la puerta al final. Podía ver a Kirishima dentro del auto, a pesar de que los cristales tenían un tinte bastante oscuro.

No sé cómo un policía no lo ha detenido.

Llegue al carro, y abrí la puerta, sentándome en el lado del copiloto. Mis ojos estaban puestos al frente, pero podía sentir la mirada de Kirishima en mí. Estábamos solos, ya que los demás no estaban en el auto.

Tal vez por eso se tardo en llegar.

Había dejado a todos en la casa antes de venir a buscarme. Un suspiro abandonó sus labios, y habló.

— Te ves fatal —bufé.

— Gracias por tu sinceridad —por fin lo mire, sonriendo con falsedad.

— De nada —respondió, con el mismo sarcasmo.

Me sorprendí, pero luego solo sonreí, me estaba acostumbrando a ver su otro lado. El lado que no es dulce y amable, sino que sarcástico y burlesco. No me desagradaba, solo me tenía que acostumbrar. Era extraño, ya que nunca lo había visto actuar así frente a sus amigos cercanos, sin embargo, a mí me la había mostrado ya dos veces, y sabía que iban a haber más.

— ¿Quieres hablar de lo qué pasó? —preguntó, y yo relaje mis hombros, suspirando.

— Me emborrache... mucho —acepte, y él solo escuchaba— si no hubiese estado acompañada por un amigo un tipo se hubiera aprovechado de mí... y lo peor de todo es que no recuerdo nada —dejé descansar mi cabeza en el cabezal del asiento.

—Kirishima gruñó— Odio a esos tipos, me dan asco —giré mi rostro para verlo al escucharlo tan molesto.

No dije nada, pero estaba de acuerdo con él.

— ¿Bakugo pregunto algo? —la pregunta escapó de mi mente, y solo la solté.

Kirishima se mantuvo en silencio por un momento, y con eso me dijo todo.

— No —respondió por fin.

Una risa cruda salió de mí, y no sé qué me esperaba. Era obvio que no preguntaría nada, si estaba viviendo su linda vida con Camie.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora