Vigésimo capítulo

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[Nueva regla.]

Habían pasado unos cuantos días desde el fin de semana de la fiesta. Cuando llegue a la casa de Hawks y lo salude, pude notar una pequeña mueca en él, pero no pude entender muy bien el por que de eso. Ignoré eso, y solo seguí como si nada. Cuando el lunes llego, volví a pasarme un poco con el squad de Bakugo, e intentaba abrirme un poco con ellos. Bakugo y yo nos habíamos dado la oportunidad de hablar un poco más, ya que si no hablábamos, nunca íbamos a poder tener ni siquiera una relación cordial de amistad.

Obvio, yo ya tenía mi objetivo en mi mente, y lo que quiero siempre lo consigo. He estado un poco más calmada con él, ya que quiero mover mis cartas de una manera inteligente, y astuta; no será fácil llegar a lo que quiero con él, pero tampoco será imposible. Estábamos a mitad de semana, y al igual que los días anteriores estaba sentada en la mesa del comedor con el squad de Bakugo. Yo escuchaba a Ashido, la cual estaba hablando sobre la serie que habíamos empezado a ver en la casa de ellos: La casa de papel.

Un teléfono comenzó a sonar, y todos buscaron cuál era el celular que estaba vibrando y sonando. Kirishima tomó su teléfono, y respondió la llamada, levantándose de la mesa para ir a hablar a otro lado. Me quedé viendo como salía del comedor, y luego regresé mi mirada a las personas que estaban en la mesa. Sentí unos ojos encima de mi, y busque de donde venía esa sensación. Bakugo tenía sus ojos puestos en mi, y yo solo lo imité observándolo de vuelta.

Me hizo una señal leve con su cabeza, y se levantó de la silla. Yo mire por donde se fue, y después de que pasaron unos minutos yo lo seguí. Salí del comedor, y me adentré a un pasillo. Alguien tomó mi muñeca, y me metió a un pequeño cuarto. Escuche una puerta cerrarse, y cuando estuve a punto de decir algo, unos labios se estamparon con los míos. No tuve ni que abrir mis ojos para saber quien era, ya que su olor típico a chocolate con ese toque de picante lo delataba.

Yo no pude evitar seguirle el beso, sus labios y su sabor eran muy adictivos.

Yo no caeré primero.

Lo fui alejando poco a poco, hasta separar nuestros labios. Tomé aire, al igual que él, intentando recobrarme de ese intenso beso.

— Maldito... quedamos en algo... —me queje, a pesar de que lo había disfrutado tanto como él.

Había una pequeña luz que alumbraba de manera leve el cuarto.

—Bakugo sonrió— Quedamos en que nada de follar, pero no hablamos nada sobre besarnos —se acercó a mi de nuevo, agarrándome por la cintura— se pueden hacer muchas cosas para complacer a una persona, no solo es sexo —bajo una mano hacia uno de mis muslos y lo acaricio— yo cumpliré con lo acordado, pero te aviso que no será nada divertido si no tenemos ningún tipo de contacto —estábamos cara a cara— ¿no te gustaría hacer caer a tu oponente demostrando de lo que eres capaz de hacer? —preguntó, un poco sugerente.

Yo me quedé callada, pensándolo un poco.

¿Por que no? De igual manera, sé que ganare.

La mano de Bakugo fue subiendo con lentitud hacia más arriba de mi muslo. Metió la mano por abajo de la falda, y apretó esa parte de mi cuerpo que tenía agarrada.

—Intentaba controlarme— Acepto esa nueva regla —él sonrió mostrando sus colmillos.

Me acorralo contra la pared del pequeño cuarto.

—Metió su otra mano también abajo de mi falda, acariciando mis muslos— Quiero hacer el primer movimiento —pidió, aunque salió más como una afirmación de alguna manera.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora