Octogésimo primero capítulo

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[Estoy contigo.]

El lunes había pasado y el martes había llegado. Cuando llegué a casa ayer estaba muy cansada, ver a Bakugo de la manera en que lo vi había sido horrible y agotador.

"Soy... una mierda".

Luego de lo que pasó él no volvió a hablar en lo que quedó del día, ni siquiera se despidió de una manera muy notoria, solo alzó una de sus manos y se dio la vuelta, alejándose de mí. Pero lo entendía, no había sido un día fácil para él. Hoy no había sido muy diferente, no habló mucho y cuando tocó la hora del almuerzo ni siquiera se sentó con nosotros a comer.

Quizás le quería dar espacio a Kirishima.

Por hoy decidí no presionarlo a hablar, era bueno que estuviese a solas consigo mismo para pensar con claridad lo que haría, si cambiaría su forma de actuar o no. Ahora me encontraba llegando a la cita con Sasaki. Abrí la puerta de la entrada y me di pasó hacia dentro, viendo enseguida el saludo de la secretaria. Me dijo que podía pasar, así que lo hice sin pensarlo. Cuando entré vi como él leía unos documentos, nada nuevo, y decidí sentarme en el sillón individual callada, en espera a que Sasaki dijera algo.

Solo bastaron unos pocos minutos para que me mirara y acomodara sus lentes antes de hablar.

— ¿Cómo has estado? —fue lo primero que preguntó.

— Mm, bien —respondí, aunque no muy motivada.

— ¿Bien? ¿Segura? —insistió.

— Sí, digo... han sido unos días algo tensos, pero nada que no pueda soportar —calmé antes de que él pensara que estaba derrumbada como hace un tiempo atrás— problemas siempre habrán, tenemos que aprender a vivir con ellos —agregué.

— En eso tienes razón —estuvo de acuerdo.

Se levantó de la silla de su escritorio y se fue a sentar al sillón que estaba frente a mí. Cruzó una de sus piernas y mantuvo su pequeña libreta en una de sus manos y en la otra el bolígrafo.

— ¿Algo que quieras contar? —indagó.

— No, creo que no —contesté— esta vez no tengo drama para ti, he estado... bien, así que no tengo de qué quejarme —expliqué.

— Eso es bueno —una sutil sonrisa apareció en su rostro— ¿cómo te ha ido con la batería? ¿Has conseguido nuevos amigos? —siguió.

— Me va bastante bien y sí, tengo nuevos amigos —sonreí— son muy peculiares todos y muy diferentes, además de simpáticos —los halagué.

Sasaki agrandó su sonrisa y asintió.

— Bien... —escribió algo en su libreta y luego volvió a mirarme— ¿y cómo vas con Bakugo? —continuó con su interrogatorio.

Increíble, hizo la pregunta.

Tardé unos segundos en responder y Sasaki se dio cuenta de que algo pasaba, pero no dijo nada.

— Eh... él y yo estamos bien —vi como Sasaki alzó una de sus cejas— no, en serio, entre Bakugo y yo no ha pasado nada malo, es solo que él ha tenido unos días pesados, eso es todo —no quise dar muchos detalles.

[Alfas] - Bakugo y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora