Vigésimo quinto capítulo

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[Eres tú.]

Abrí la puerta de la casa al por fin llegar. Mire alrededor, y no pude ver a nadie cerca de la entrada. Seguí caminando hasta la cocina, encontrándome ahí a todos. Ashido puso sus ojos en mi, y soltó una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡T/a! —fue a donde mi, y puso uno de sus brazos alrededor de mi cuello— la comida acaba de llegar —yo mire la barra de la cocina, en donde estaba lo que nos íbamos a comer.

Sushi.

Sonreí con levedad, los sushis me encantaban. Todos nos sentamos en las sillas que tenía la barra, y nos dividimos la comida para poder empezar a comer. Mientras comía, observe por un momento la sala, y me percaté de que habían unas cajas pequeñas en uno de los muebles.

— ¿En donde consiguen tanta mercancía? El lugar debe estar muy cerca para tener una caja nueva todos los días —pregunte, y ellos se quedaron en silencio por unos minutos.

— Hace un tiempo conocimos a una chica que tiene un pequeño local en donde vende todo tipo de cosas —empezó, Bakugo— y si, está cerca de aquí —me sorprende que me diera tantos detalles.

— ¿Una chica? —metí otro sushi a mi boca— conozco a una chica que también tiene una pequeña tienda —comente, recordando cuando fui para allá hace unas semanas atrás.

— ¿Como se llama? —preguntó, Bakugo.

Mis ojos chocaron con los de él, y su semblante era serio, más serio de lo normal.

—Pensé si responderle o no— Mei Hatsume, así se llama —todos se miraron entre sí.

Parecía como si se comunicaran sin decir una sola palabra. Bakugo miraba hacia la pared, consumido por sus pensamientos.

— No me digan que la chica de la que me hablabas es la misma que yo conozco, por favor —pedí, irritada.

¿Como es posible que de repente todo nos está conectando? Nadie me respondió, y yo seguí metiendo sushis a mi boca, hasta que algo me hizo detenerme. Puse mis ojos en Bakugo con lentitud, él parecía que había perdido todo apetito que tenía, y se veía como si algo estuviese dando vueltas en su cabeza. Eso me ponía inquieta, por que si él conocía a Mei, significa que ella pudo haberle dicho cualquier cosa sobre mi.

Mierda.

Todos siguieron comiendo en silencio, menos Bakugo. Cuando todos terminaron, Ashido recogió todo y botó las cosas desechables. Me quedé sentada en la silla de la barra, y veía a Bakugo, el cual tampoco se había levantado de la silla.

— ¿Pasa algo, rubio cenizo? —pregunte, seria al igual que él.

Sus ojos carmesís me miraron, y el silencio reino entre nosotros dos. Cuando Bakugo abrió su boca para hablar, alguien nuevo entró a la casa.

— Hola, chicos —una voz conocida para todos se hizo presente en el lugar.

— Oh, hola, Camie —saludo, Ashido.

Me quedé en silencio, observando como todos la saludaban. El último fue Bakugo, y cuando llegó a donde Camie, ella sonrió. Agarró el rostro de Bakugo, y le dejó un corto beso en los labios a él. Aparté la mirada, y reprimí un chasquido con mi lengua. Ellos comenzaron a hablar, y yo solo estaba callada, intentando ignorarlos.

— Será mejor salir ahora, en esta hora las cosas están tranquilas —comentó, Kaminari.

—Mina asintió— Estoy de acuerdo con Denki, deberíamos salir para vender la nueva mercancía —con disimulo los mire.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora