Cuadragésimo cuarto capítulo

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[Perderás a personas por el camino si sigues así.]

El sol ya se había asomado en el cielo, y todos nos arreglábamos para ir a la academia. Yo comía una manzana, esperando a que los demás terminaran. Estaba en la barra de la cocina, con mis codos puestos encima de esta. Un cuerpo se posicionó atrás del mío, y unos brazos me abrazaron. Metió su cabeza por mi cuello, y sus labios tocaron mi piel. Sonreí, y dejé que siguiera dejando besos en mi cuello. Me giré, y pase mi brazo derecho por atrás de su cuello. Atrape sus labios, y los chupe, disfrutando su bajo gruñido a consecuencia de lo que hice.

Con una de sus manos agarro mi cintura, para acercarme más a él. Bakugo mordió mi labio inferior con lentitud, y antes de liberarlo, sus ojos y los míos se miraron al mismo tiempo, dando más intensidad al acto.

— Oh... —una expresión de sorpresa se escuchó en el lugar.

Bakugo y yo nos alejamos con levedad, aunque sin importarnos mucho de que alguien nos haya visto. Kaminari y Kirishima nos miraban, y al parecer fue Kaminari el que había expresado su sorpresa.

— ¿De que nos perdimos? —preguntó, con el mismo tono.

Yo le di otro mordisco a la manzana que me estaba comiendo, y me encogí de hombros.

— De nada —respondí, compartiendo miradas con Bakugo.

— Ustedes son bipolares —negó, riendo al final y alejándose, Kaminari.

Bakugo rio en forma de aire, y se alejó de mí. Puse mis ojos en Kirishima, y me di cuenta de que él seguía mirándome. Bote la manzana devorada en el cesto de basura, y me acerqué a él. Nos quedamos callados, hasta que Kirishima habló:

— ¿Que carajos está pasando? —preguntó.

— Te contaré todo, pero luego —dije— sentémonos en la banca al mediodía, para poder hablar más tranquilos y solos —sugerí.

—Él asintió— Esta bien —se alejó, para agarrar su mochila.

Suspire, y lo imite; buscando mi bulto en la habitación de Bakugo. Cuando salí del cuarto, escuché a Sero hablando en voz baja.

— Bakugo no cambiará de opinión sobre ir a esa casa —murmuró— y nuestro deber es acompañarlo —le decía a Mina.

— Sero, nos estamos poniendo en peligro —Mina hablaba preocupada— quiero a Bakugo, pero no sé si deberíamos arriesgarnos tanto —jugaba con sus manos, nerviosa.

—Sero la tomó por los hombros— Mina, es nuestro líder —sus ojos conectaban— ya hemos hablado de esto —susurró.

Ella se quedó callada, y vi como sus labios se apretaron con levedad. Arrugue mi nariz, y camine hasta llegar a Bakugo, que estaba en el balcón esperando por los demás.

— Bakugo, ¿podemos hablar? —pregunte, poniéndome a su lado.

Sus ojos se pusieron en mí, frunciendo sus cejas.

— Sí, ¿que pasa? —respondió, acomodándose hasta quedar frente a frente conmigo.

— No es buena idea ir a esa casa el sábado —dije, directa.

Él suspiró, volteando los ojos.

— T/n, ya tomé una decisión, iremos a esa casa —dejó de mirarme al decirme eso.

[Alfas] - Bakugo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora