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HueningKai miraba su teléfono con preocupación.

¿Que rayos pasaba con YeonJun?

El mayor no contestaba mensajes ni llamadas.

Y había pasado más de un día desde que se fue.

¿Por qué no lo llamaba?

—¿Ya tienes tus cosas listas? —BeomGyu terminó de cerrar su mochila, guardando todas sus cosas.

En unas horas volvían con SooBin.

Pero HueningKai solo pensaba en YeonJun.

¿Donde estaba el mayor?

—¿Huening?

—¿Ah?

Se concentró en BeomGyu.

—¿Pasó algo con YeonJun?

—¿Por qué preguntas?

BeomGyu se encogió de hombros.

—Ayer estuviste con él y hoy no haz soltado el teléfono, pensé que estarías esperando una llamada de él o algo así.

—Sí, algo así.

—¿Pelearon otra vez?

—¿Por qué estás tan interesado?

HueningKai estaba a la defensiva, y BeomGyu lo notó.

—Si quieres estar solo, dímelo, no me trates mal.

BeomGyu salió de la habitación, y HueningKai suspiró.

Volvió a marcar el número del mayor.

Esperó y esperó, pero nadie contestó.

Tenía mucho miedo, y por su mente solo pasaban imágenes de desgracias.

No quería pensar en que el mayor había tenido un accidente en su viaje.

No quería pensar que el mayor le mintió.

No quería pensar en muerte.

No quería pensar en la muerte del mayor.

No.

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—¿Qué es lo que puedes encontrar una vez en un minuto, dos veces en un momento y ni una vez en cien años?

El menor pensó bien la respuesta.

Analizaba la oración en su cabeza.

Hasta que encontró una respuesta.

—¿La letra M?

—Correcto —TaeHyung aplaudió—, esta es más complicada —aclaró su garganta y habló—. Cuando iba, fui con ellas. Y cuando volví, me encontré con ellas.

—Las huellas —JungKook contestó, mirando su teléfono.

BeomGyu lo miró de reojo, y aguantó la risa.

—Tengo llaves pero no cerradura. El blanco y el negro pasan por mi cintura.

—El kárate —respondieron ambos hermanos al mismo tiempo.

TaeHyung los observó, y su rostro cambió.

—Eso es trampa, están buscando las respuestas por Internet.

—Nunca dijiste que no se podía —JungKook rió, contagiando a BeomGyu.

—Es obvio que no se puede, por dios, son unos tramposos —TaeHyung se quejó—. No pienso jugar más.
 
—Oh vamos, no te enojes Tae —se acercó al menor.

engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora