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2 años después.

Minho sabía que Jisung era extremadamente atractivo, su físico cautivaba a cualquiera, y su personalidad era un plus, que terminaba encantando a todos, pero

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Minho sabía que Jisung era extremadamente atractivo, su físico cautivaba a cualquiera, y su personalidad era un plus, que terminaba encantando a todos, pero... Eso no era una justificación para que las personas intenté coquetearle tan descaradamente.

Le molestaba. Él no era un novio tóxico, era un poco posesivo, pero tóxico no. Sin embargo, esta repetida escena, en donde alguien le coqueteaba al menor, sin disimulo alguno, ignorando por completo sus manos entrelazadas, le irritaba. ¿Por qué las personas eran tan descaradas?

Él no culpaba a su novio, Jisung era muy amble, y un poco iluso, no notaba el coqueteo de los demás, tampoco entendía las indirectas que le tirabam, pero él sí, y ya se estaba hartando de ello.

—Iré al baño—. Avisó Minho, levantándose de su asiento.

Jisung asintió, y continuó hablando con sus compañeros, que no paraban de coquetarle.

Estaban en una cafetería, Jisung tuvo que reunirse con dos de sus compañeros para hacer un trabajo, y como iba a volver tarde, decidió acompañorlo.

Pero Minho no esperaba que sus compañeros estén constantemente coqueteando con su novio.

Ellos estaban todo el día juntos en la universidad, se daban besos en frente de todos, incluso cuando llegaron, lo hicieron con sus manos entrelazadas, ¿en serio no se daban cuenta que tenían una relación?

Minho suspiró con frustración, entrando al baño, y se tiró un poco de agua en la cara.

¿Sí decía algo, estaría mal? Él no podía prohibirle a Jisung socializar, pero era demasiado molesto tener que aguantar que constantemente esten coquetandole a su pareja.

La puerta del baño fue abierta, y levantó la cabeza, viendo por el espejo, entrar a su novio.

El menor se acercó a él, abrazandolo por atrás, y apoyando su cabeza en la espalda contraria.

—¿Pasa algo, bebé?— Preguntó con un tono meloso.

—No, mi amor—. Respondió con tranquilidad, acariciando las manos de su novio.

—No me mientas, Minmin.

—¿No te das cuenta, bebito?

—No...

—Ellos estan coqueteando contigo, y yo no puedo soportarlo, lo siento si te parece tóxico... Yo... No puedo controlarlo.

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