Uno

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___ Thompson

Me cargaba un horrible e insoportable dolor de cabeza. Jamás pensé que el estar estudiando en una de las universidades más prestigiadas de Londres fuera a terminar con mis ganas de vivir.
Los cinco meses estaban por cumplirse; cinco largos meses de estar a kilómetros de mi familia.

Extraño tanto Nueva York, es una ciudad tan maravillosa, pero me gusta el hecho de estar en Inglaterra. El crear nuevas aventuras en tierras desconocidas, te llena de incertidumbre y a la vez te hace crecer como persona ya que no dependes de nadie y todo lo tienes que hacer y solucionar tú misma.
Vivía con mis padres. Sí, soy hija única.
En ocasiones, me hubiera gustado que mis progenitores dieran a luz otra niña pero desgraciadamente mamá tuvo problemas físicos que se lo impidieron y así resulté ser el único dolor de cabeza.

—¡Arriba enana! Se nos hará tarde. - lanza unas cuantas almohadas directo a mi cara.

Así es, una de las personas más irritables acababa de hacer su famosa entrada a mi habitación. El gran, talentoso y cara de muñeco de más de 1000 dólares: Andrew Chalamet, mi mejor amigo y compañero de departamento. El futuro chef de una de las familias más famosas en la industria de la repostería francesa.
Un chico con un talento enorme.

-¡Déjame en paz Chalamet! Tengo muchísimo sueño. - tomé mi cobija y me aseguré de cubrir todo mi rostro, aún no estaba lista para un nuevo día.

-Pero... ¿qué es esto? -acerca sigilosamente su escuálido cuerpo hacia mi bote de basura.- ¿Por qué rayos terminaste con la caja de trufas que compramos ayer?. - su rostro luce serio como un buen padre regañando a su hija.

-¿Qué tiene de malo?. - levanto mis hombros en señal de tranquilidad. - Solo son chocolates, Andrew.

-Era una caja de chocolates a la mitad, no me quieras ver la cara de tonto, Thompson.

-Cariño, pero si tú tienes una cara preciosa y angelical. - le lanzo un beso al aire para ablandar las cosas.

-No comiences con tus juegos y tus embustes. - se cruza de brazos y arquea su perfecta ceja poblada. - No puedes seguir comiendo tan mal y sin realizar alguna actividad física.

-Déjame en paz, Chalamet. - lloriqueo mientras me pongo de pie para dirigirme hacia el baño.

Para ser honestos, Andrew es como una hada madrina, quien siempre está dispuesto a ayudarte, pero a reprenderte si es necesario.
Yacía tiempo que insistía e insistía en que asistiéramos a un gimnasio y fuéramos la perfecta pareja fitness. Yo realmente no estaba preparada para lidiar con eso ya que la universidad me demandaba algo de tiempo, cansancio mental y físico.

-Mañana mismo iremos a un gimnasio.

-¿Has terminado tu discurso?

-Ya basta ___, no vas a lograr sacarme de quicio. Iremos y es algo que no se discute. - cruza sus brazos y lentamente se recarga en el pequeño mueble que se sitúa fuera del baño.

Salgo del baño abrumada por su constante presión y regaños.
Sí, sé que he ganado un poco de peso pero... vamos, no es para tanto. Aunque pensándolo bien no es mala idea, intentar algo nuevo nunca es malo y eso del gimnasio podría ser buena excusa para conseguir novio...
Sí, actualmente soy una solterona, mi última relación fue hace casi 2 años cuando Edward rompió mi leal corazón. Y todo porque era "demasiado grande" para él. Y no, no hablo de mayoría de edad, hablo de tallas.
Ese hijo de puta me dejó por no ser una 90, 60, 90.

-Está bien -ruedo los ojos como signo de derrota. - iremos pero no me vas a dejar sola por irte a coquetear con chicas bonitas.

-Cariño, pero sí tú eres mi chica bonita. - sonríe con su radiante y blanca sonrisa.

-Ja, ja gracioso.

-Sabes que eres perfecta, mi preciosa gordita. - guiña uno de sus preciosos ojos verdes para amenizar la conversación.

-Yo no soy tu gordita, Chalamet. - me siento sobre la cama un tanto pensativa.

Se rinde por un momento y toma asiento al lado mío, luce un poco preocupado por mi actitud.
Lleva sus rizos hacia atrás y toma mi mano con tal delicadeza.

-Venga bonita, sabes que no quise hacerte sentir mal. Yo y mi bocota.

-No es eso lo que me tiene así...

-¿Entonces?

-Temo no ser suficiente para nadie...

-¡Oh no! No me digas que vas a empezar a hablar de ese reverendo imbécil, Thompson. - suelta mi mano y deja escapar una gran bocanada de aire. - No puedes seguir viviendo en el pasado. Si ese cretino te dejó es porque eso es: un cretino.

Trato de contener las lágrimas pero fallo en el intento. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué de la noche a la mañana traigo a mi mente esos recuerdos?

Suelto sin más pero al instante me arrepiento...

-¿De verdad soy tan grande para alguien?

-Pero, ¿qué dices, mujer?

-Digo... tú nunca me has... ya sabes... insinuado.

-¿Necesitas que yo quiera tener algo contigo para sentir que vales la pena para un hombre?

-Andrew...

-___ eres hermosa y el hombre que llegue a tu vida, te quiera y te ame tal como eres, será el que valga la pena. Lo valdrá todo. - su voz suena un poco más gentil que hace unos instantes.

-Te quiero tanto, Andrew.

-Lo sé, soy genial. - ríe divertido mientras acomoda uno de sus castaños mechones. - Bien, me tengo que ir porque voy directo a la tienda de materias primas por unos cuantos moldes para mi clase de repostería.

-¿Traerás un poco?. - sonrío tal cual niña pequeña.

-Será como tu recompensa.

-¿Recompensa?. - mi rostro se torna confuso.

-Recompensa a la mejor amiga del mundo. - me lanza un pequeño beso. - Nos vemos, ojitos bonitos.

Sale del departamento a toda prisa. Así es, Chalamet no paraba jamás. Cuando había asegurado ser el mejor chef y repostero de su familia, no jugaba. No descansaría por alcanzar sus metas aunque había algo que todavía no me cuadraba.
Soy una mujer bonita y atractiva. Él es un caballero, me hace cumplidos, es respetuoso y muy atento. Andrew es como el hombre ideal que toda mujer querría a su lado.
Lo malo: es que yo no le gusto. No es que a mí me guste pero sería bonito sentir que alguien tiene atracción por ti, especialmente cuando no estás en tu mejor versión.

En conclusión, Andrew solo vive en los cuentos de hadas o novelas de romance.
No, los hombres perfectos y románticos no existen, son un mito.

Welcome to a new story... 💛
Van a amarla.🤭

-Su autora.

Señor ArroganciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora