La lluvia que alcanzó a la flor

13.- Uncomfortable

I did it cuz I wanna and I did it cuz I'm gonna and I did it just because I can
I did it cuz it makes me feel so good, and I did it because fuck "the man"

El templo QianDeng lucía en todo su esplendor a los ojos de Su Alteza, con una gracia y elegancia tan propias como las del dios que es adorado allí. Por lo apresurado de los preparativos en su interior no había ni tapetes de adoración ni una estatua de la deidad, pero eso no era algo que preocupara a Hua Cheng; que aún tenía presente cómo Su Alteza había pedido que la gente no se arrodillará para adorarle y en cuanto a la estatua...

Bueno, tenía a la deidad a su lado. Eso era más que suficiente.

Ahora bien, está visita al templo había sido completamente inesperada. Hua Cheng había salido con rumbo a la aldea Puji ya que su objetivo era visitar a Su Alteza, pero inesperadamente una nube oscura llamó su atención. Era demasiado preocupante la maldad que emanaba de esa cosa pero realmente no era su asunto.

En serio, él no pensaba involucrarse con esa nube.

Entonces vio a Su Alteza saltar a un lago tratando de escapar de ese ser maligno y no tuvo más opción que intervenir. Seguramente, con lo terriblemente descuidado que era su dios, seguro saldría a la superficie solo para engullir aquella nube apestosa y después se tragaría su espada para atacarla. Eso, sin duda, era algo que no podía permitir. Así que saltó al agua impidiendo que Su Alteza saliera del lago, lo sujetó con firmeza y cometió un sacrilegio producto de su profunda devoción para evitar que se hiciera daño.

Lo besó.

Su Alteza, lo lamento

¡Sus labios indignos habían tocado los de Su Alteza! Hua Cheng se obligó a mantener la cabeza fría recordando que esto era en pos de evitar que tragara el espíritu de esa nube, y mientras que tapar su boca con la mano sería irrespetuoso, hacerlo de este modo correspondía a otro motivo: el Supremo se las arregló para insuflarle aire a Su Alteza y así no se preocupara por respirar. Sintió el forcejeo del dios y se limitó a acercar su cuerpo al propio impidiéndole moverse hasta que finalmente salieron a la superficie, separándose el tiempo justo para que Su Alteza viera a aquel espíritu detrás suyo. En ese momento Hua Cheng volvió a sujetar a Su Alteza, besando sus labios nuevamente y se sumergieron al lago, donde se separaron, el fantasma aprovechó ese momento para lanzar una matriz de acortamiento de distancia y emergieron en el lago de Ciudad Fantasma.

— Yo... tengo un poco de hambre.

Su Alteza estaba conmocionado, y la culpa por su acto comenzó a carcomer a Hua Cheng. Esto era culpa suya por ser tan impulsivo.

— Perdóname— dijo.

De repente, el príncipe comenzó a removerse de un lado a otro, diciendo:

— Estoy buscando mi sombrero de bambú. ¿Dónde está mi sombrero de bambú?

Fue entonces que se dio cuenta de algo en la bota de Su Alteza y decidió llevarlo a Mansión Paraíso para atenderlo debidamente, constatando con dolor cómo menospreciaba su propia molestia y reflexionó al respecto, pensando en que posiblemente no había tenido a nadie a su lado para cuidarlo como lo merecía y se había acostumbrado a arreglárselas por sí mismo ignorando incluso sus propias heridas hasta que pudiera atenderse. Tal panorama desolador para una persona tan pura como Su Alteza...

Hua Cheng no iba a pensar en eso. El pasado, lastimosamente, no se podía cambiar; lo verdaderamente importante era el futuro y el rey fantasma temido por los tres reinos se aseguraría de que los años venideros de Su Alteza fueran lo más esplendorosos que se pudiera. Pondría todo lo que tenía a sus pies para darle todo lo que merecía, se sacrificaría por él nuevamente de ser necesario, pero no dejaría que sufriera ninguna carencia nuevamente.