Nunca dejes de soñar
En tu interior se encuentra tu fuerza
No temas al mal
Lucha para que no vuelva— De acuerdo a los registros históricos, si sigues la estrella Polar llegarás al reino de Banyue.
Hua Cheng había oído hablar del reino de Banyue, por supuesto. No hay un solo fantasma que no haya oído hablar del reino donde el legendario rencor de su sacerdotisa y su ejército reclaman la mitad de las vidas de los viajeros irremediablemente. Y claro, gracias a He Xuan sabía que este lugar era un tabú que la corte celestial se negaba a tocar. ¿Por qué? Que importancia tenía, tal vez se trataba del trapo sucio de algún dios prácticamente intocable y nadie quería meterse con él. Dado que ni Feng Xin ni Mu Qing tenían nada que ver en este asunto, Hua Cheng no metió la nariz en ese reino y se quedó en Ciudad Fantasma haciéndose cargo de sus cosas.
Pero ahora Su Alteza quería investigar al respecto y obviamente él lo iba a acompañar.
Todo inició con un viajero llevado al santuario por la gente de la aldea. Desde la primera vez que lo vio Hua Cheng notó que había algo raro en él, pero no mencionó nada al respecto hasta que estuvo completamente seguro.
Si ha viajado una gran distancia sin descanso, ¿por qué no ha pedido ni comida ni bebida?
Sumando ese detalle al hecho de que no dejaba de hablar y hablar como si no sintiera ni un poco de cansancio. Como si estuviera tan muerto como él. Su engaño había sido descubierto, y aquella cáscara se habia atrevido a atacar a Su Alteza cuando fue descubierto. Con rapidez, Hua Cheng usó el palillo que tenía en la mano para apuñalarlo hasta que se desinfló por completo, fue en ese instante que se acercó a esa cosa recogiendo el palillo.
— Este palillo se ensució, tendré que tirarlo y conseguir otro.
Su Alteza se había entretenido un poco. Hua Cheng supuso que se debía a que trataría de ponerse en contacto con la corte celestial para averiguar algo del paso de Banyue y anticipándose a lo que vendría se puso en contacto con Yin Yu para conseguir más información al respecto. Cuando Su Alteza regresó, le dijo sucintamente:
— San Lang, voy a tener que salir de viaje.
— Si ese es el caso, llévame contigo.Y entonces aparecieron ellos dos. Ese par de traidores buenos para nada que seguramente tratarían de impedir el viaje de Su Alteza a aquel paso en el desierto. Para su sorpresa, resultó no ser así sino que en realidad iban a ayudarle. Sobra decir que la indignación de Hua Cheng cruzó límites insospechados.
Su Alteza no los necesita, basuras inútiles. Lo abandonaron cuando más los necesitaba, no tienen derecho de venir ahora
Hua Cheng fue capaz de ver tras los disfraces de Nan Feng y Fu Yao, así como ellos pudieron ver a través del suyo pero ninguno hizo un mayor movimiento para iniciar una pelea. No estaban ahí para eso. En cambio, Hua Cheng se sintió complacido de molestarlos un rato y miró cuidadosamente sus reacciones al ver el sitio donde Su Alteza estaba obligada a vivir.
Después, se dirigieron al paso de Banyue.
Hua Cheng le dio a Su Alteza la información que había podido conseguir y las leyendas que solían decirse del lugar.
— Tal parece que tu conocimiento es grande— había dicho Fu Yao con sorna, a lo que Hua Cheng respondió con evidente burla:
— No, solo tu ignorancia lo es.Caminaron durante toda la noche siguiendo la estrella Polar en relativo silencio. El problema para Hua Cheng vino cuando salió el sol: a los fantasmas no les gusta la luz del día y él, por más poderoso que fuera, no era la excepción, además de que en el desierto el calor era totalmente abrasador, insoportable para cualquiera que no estuviera preparado. Hua Cheng se había quitado la túnica exterior para colocarla sobre su cabeza, pero el calor seguía siendo extenuante y eso lo ponía de mal humor; se sintió tentado a pedir por que alguno de los dos idiotas lo fastidiara para retorcerle el cuello.
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La lluvia que alcanzó a la flor
FanfictionDespués de 800 años, la reunión que Hua Cheng había estado esperando se llevó a cabo por fin. De la mano de Su Alteza comenzará a descubrir los secretos ocultos por los dioses, conociendo el origen de la maldición que lo condenó a una vida desgracia...