boku wa shitteru aitsu wa ninki ni naritai
dakara konna mukuchi na boku o nerau no desu— Su Alteza, por favor cálmese primero.
Estúpidamente, Hua Cheng había intentado jugar una broma.
No tenía idea del tiempo que llevaban flotando en el mar. El rey fantasma se hacía una idea de lo que probablemente le habría pasado al resto del grupo: el Señor del Viento sería llevado al Palacio del Agua Subterránea, mientras que el general Pei y el Señor del Agua estarían vagando por la isla sin rumbo. En cuanto a ellos dos, seguramente habrían acabado en un extremo de la misma isla. Su Alteza era consciente de que él no necesitaba respirar y que no había prácticamente nada que pudiera hacerle daño por lo que no tenía nada que temer así que pensó en tontear un poco al estar seguro de que Su Alteza no se lo tomaría demasiado en serio.
Se había equivocado. Terriblemente.
Los labios de Su Alteza se presionaron contra los suyos. Al principio fue de manera suave, como si intentara hacerle un mimo sin interrumpir su descanso, pero después el beso se volvió más intenso, intentando imitar aquella ocasión en que lo había besado bajo el lago cuando lo llevó a Ciudad Fantasma. Hua Cheng estaba paralizado, de todos los escenarios que había imaginado esto, sin duda, no era lo que esperaba. ¡Nunca había pensado que Su Alteza se atrevería a hacer algo así!
¿Qué debería hacer ahora? ¿¡Qué debería hacer ahora!?
El Supremo Rey Fantasma Lluvia Sangrienta que busca una flor estaba completamente paralizado, anonadado e inesperadamente indefenso ante la acción de su persona amada. Entonces el príncipe abrió los ojos y todo se volvió increíblemente incómodo.
— San Lang, estás despierto.
Hua Cheng se mantuvo en silencio. Suponía que Su Alteza se sentiría avergonzado y él no iba a aumentar esa vergüenza... pero la verdad era que él también estaba avergonzado. ¡Jamás esperó que pasara algo como esto! Su Alteza salió corriendo, como si huyera de él, y a Hua Cheng le tomó unos segundos reponerse antes de darse cuenta hacia dónde se dirigía el dios. Presa del pánico, Su Alteza corría hacia el bosque, ese bosque lleno de cositas insignificantes para él pero que eran peligrosas para cualquier intruso.
— ¡Su Alteza!
Como lo esperaba, Su Alteza no lo escuchó y se internó en el bosque, solo para regresar y arrastrar a Hua Cheng lejos de allí. Una vez que el peligro pasó, el azoro por lo sucedido anteriormente regresó y está vez el rey fantasma decidió hacer algo para sacarlo del apuro:
— Gracias a los cielos que me rescató antes. Un cuerpo humano es inconveniente, con solo ir al mar me ahogaría con bocados de agua salada. Asqueroso.
En otras circunstancias, se habría reído por decir tremenda estupidez como culminación de una broma estupenda. Pero ahora, de solo pensar en lo que pasó, solo pudo mantenerse en silencio con seriedad. Afortunadamente Su Alteza decidió seguirle el juego y se olvidaron del asunto... en teoría.
Hua Cheng juraba por su eterna devoción que nunca olvidaría este momento.
— ¿Esta es una isla desierta sin un rastro de gente?
— Por supuesto. Este es el corazón de la guarida del demonio Agua Negra, la isla de Agua Negra.
Para estar lleno de eruditos, el cielo no era muy ingenioso al momento de poner nombre a las cosas. O tal vez, había sido el propio He Xuan el que no fue muy ingenioso al nombrar su morada; como eso no era asunto de Hua Cheng él no había pensado a cabalidad sobre ello. Aunque... pensando en su Mansión Paraíso no creía que estuviera cualificado para criticar los nombres ajenos.
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La lluvia que alcanzó a la flor
FanficDespués de 800 años, la reunión que Hua Cheng había estado esperando se llevó a cabo por fin. De la mano de Su Alteza comenzará a descubrir los secretos ocultos por los dioses, conociendo el origen de la maldición que lo condenó a una vida desgracia...