6.- Sin In Justice

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There is a sin in every win
And every loss - true justice lives within

Yin Yu estaba sumamente nervioso mientras que He Xuan estaba recargado en la pared con total indiferencia, ajeno a la rabia que Hua Cheng le dirigía en ese momento con su único ojo.

— ¿Qué mierda pasó aquí?— increpó al Supremo.

He Xuan señaló el cuerpo tendido en el suelo y dijo con su característica indiferencia:

— Está muerto, ¿no lo ves?
— Tú…

Yin Yu intervino antes de que los dos Supremos se enfrascaran en una pelea.

— Encantamiento de Dragón Ascendente— dijo sucintamente.

Los dos reyes fantasmas voltearon a verlo, y explicó lo sucedido. Mientras se encargaba de un pequeño revuelo fuera de Mansión Paraíso provocado por unos fantasmas foráneos, Ming Yi había logrado escapar de su prisión y trataba de salir al exterior, de modo que cuando Yin Yu lo encontró el dios estaba deambulando por la mansión tratando de encontrar una salida.

En este punto, Yin Yu se arrodilló ante Hua Cheng con la cabeza gacha.

— Fue culpa de este sirviente— dijo—. Ming Yi fue más veloz que yo y salió por la puerta que había usado para entrar, llegó al límite del bosque que rodea la ciudad y allí fundió su núcleo dorado haciendo el encantamiento de Dragón Ascendente para pedir auxilio.

Hua Cheng se llevó una mano a la frente masajeando con suavidad como si así pudiera quitarse la migraña que este lío le estaba dando, la cual en realidad podía quitarse usando esa misma mano para estrangular a He Xuan. El rey fantasma no moriría, pero él se quedaría muy descansado.

— Levántate— le dijo a Yin Yu—. No es tu culpa.

En realidad es mía por acceder a participar en esta mierda

Pero en ese momento no había tiempo de lamentaciones. Tenían que pensar con la cabeza fría para evitar que el teatro que habían montado por años se viniera abajo antes de tiempo. Por fortuna el inútil de He Xuan había pensado en algo mientras no estaba.

— ¿Recuerdas que te dije que Jun Wu quería poner un espía en Ciudad Fantasma?— inquirió.

Hua Cheng asintió. Cuando He Xuan se puso en contacto con él para decirle de la misión que le asignaron no pudo evitar desternillar de risa. ¡El gran dios pensaba que podía infiltrarse en su ciudad sin que él se diera cuenta! ¡Qué broma! ¡Qué jodida broma!

— Jun Wu debería preocuparse por los espías que hay en el cielo— había dicho esa vez sin dejar de reír.

La situación se había vuelto más cómica para él cuando se enteró de que el Ming Yi infiltrado en la corte celestial era quien iba a infiltrarse en Ciudad Fantasma. Para Hua Cheng estaba perfecto: además de ayudar a He Xuan con la farsa de la que se había beneficiado podía darle trabajos que le ayudarían a mantener su fachada ante el cielo y además podía comenzar a pagarle su enorme y cuantiosa deuda. Dudaba que el Supremo fuera capaz de pagarle todo lo que debía alguna vez, pero algo era algo. Sobra decir que había disfrutado ese proceso de "infiltración" demasiado. 

¿Quién diría que este montaje de agente doble iba a terminar por ser de utilidad?

Todo lo que debían hacer era mantener a He Xuan allí hasta que alguien se pregunte por él lo suficiente para ir a buscarlo y ya estaba. Pan comido.

— ¿Y cuánto hay que esperar?— preguntó Hua Cheng más calmado.
— La próxima reunión será tal vez en una semana o dos, si no es que la adelantan en los próximos días a causa de lo sucedido en Banyue— respondió He Xuan, y una leve sonrisa se formó en sus labios—. El general Pei está más insoportable de lo usual.

No era de extrañar. Pei Su era un descendiente competente y había estado haciendo un buen trabajo tanto para el palacio Ming Guang como en el oeste, tratando de ganarse a los adeptos de Quan YiZhen. De no ser por este hecho, lo más probable era que Pei Su lo hubiera desbancado como dios del oeste y Quan YiZhen tal vez habría sido desterrado o asignado a otro territorio. Sin embargo, Hua Cheng estaba tranquilo al respecto, sabía que el general no haría nada deshonesto contra Su Alteza así que no tenía que preocuparse. 

— Por cierto, ¿cómo tomó el general la noticia de que tu amiga la Señora del Viento presentó la queja contra el pequeño Pei?
— No es mi amiga— dijo He Xuan con molestia, y Hua Cheng se desternilló de risa.
— Es probable que el general Ming Guang haya recurrido al Señor del Agua para quejarse— intervino Yin Yu—. Es sabido que la Señora del Viento lo respeta mucho y lo escucha. 
— Es posible, pero no cambiará nada— dijo He Xuan—. Shi WuDu es una persona que antepone a su hermano sobre todas las cosas, y ya que fue precisamente QingXuan quien hizo esto no moverá su influencia a favor de Pei Ming.
— Mira con que confianza lo llamas, y así dices que no son amigos— se burló Hua Cheng de nuevo antes de mirarlo con seriedad—. ¿Qué vas a hacer con él cuando llegue el momento de tu venganza?

He Xuan lo miró arqueando una ceja y luego se encogió de hombros.

— Mientras no intervenga no me molestaré con él.

Hua Cheng tuvo que admitir que era una buena respuesta. Aún así cedió al impulso que había estado conteniendo y tomó a He Xuan del cuello, dándole un golpe que lo mandó contra la pared. Ante la sorpresa de Yin Yu y la rabia muda de He Xuan, Hua Cheng dijo sucintamente:

— Eres un prisionero, Ming Yi. Debes verte como tal. 

Una semana después, Ciudad Fantasma recibiría una visita inesperada.

La lluvia que alcanzó a la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora