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✞ 5 meses antes ✞

Taeyong

—¿Quién mierda viene a comer helado en febrero? —Preguntó Lucas—. ¿No hace demasiado frío ya?

—No sabes nada acerca salir con amigos, ¿verdad? —pregunté, abriendo una bebida.

Habíamos conducido toda la noche para llegar aquí a Seul. Lo que quería realmente era dormir, pero las órdenes de Burke eran claras.

Conocer al hijo del tipo tailandés y descubrir un plan de acción. Con todo el drama que pasó entre nuestros clubs, Burke insistió en que era el momento perfecto para hacer un movimiento, quizás incluso reescribir el futuro de los Ddaeng.

La ventaja con los Silver sería crítica, quizás incluso haría una diferencia entre una adquisición exitosa de nuestro club o una tumba poco profunda si fallábamos.

Aprovechar al niñito del tipo se suponía que era para prepararnos, aparentemente. No me hallaba del todo seguro de lo que el viejo bastardo planeó, pero había hecho mi parte.

Siempre lo hacía.

Bajé la mirada hacia la foto de él pegada en la consola de la camioneta, luego miré a la tienda de nuevo. Guapo. De acuerdo a su página de Facebook, esta mañana se reuniría con amigos aquí. Vi su coche tan pronto como llegamos. Ahora esperábamos. Quería estudiarlo, tal vez rastrearlo un poco. Tener una idea de quién era antes de hacer mi movimiento.

—Salgo contigo y tu hermana —anunció Lucas de la nada.

Le di una mirada en blanco.

—Me preguntaste si no sabía nada de salir con amigos. ¿Ustedes cuentan? Tu hermana es preciosa, tal vez no quiero que sea mi amiga.

—¿Qué mierda dices?

—Solo digo, la he visto y no está nada mal..

—No me hagas matarte, hermano.

Resopló y se encogió de hombros. —Podrías intentar.

Ajusté mis lentes de sol, decidiendo ignorarlo.

Las ventanas de la camioneta se hallaban polarizadas, pero aún así tomé precauciones básicas para cambiar mi apariencia. Un gorro tejido hipster y una camisa de manga larga que cubría mis tatuajes.

La puerta de la tienda se abrió y me senté cuando dos chicos salieron. Allí se encontraba.

Ten Chittaphon Leechaiyapornkul

—Ese es nuestro chico —dije, con un movimiento de barbilla. Él miraba su teléfono.

Maldita sea, Ten era atractivo.

Algo cayó de su mano, y se dio la vuelta, inclinándose para agarrarlo.

—Buen trasero —dijo Lucas—. Muy dulce. Si tienes que follarlo, al menos serás capaz de mantener tus ojos abiertos, a diferencia del último chico que tuviste que follar por el club.

Solté un bufido, pero tenía un buen punto.

Follar a Ten acababa de saltar un par de escalones en mi lista de las posibles formas de manipularlo para ayudar a los Ddaeng. Le dio un vistazo a su teléfono de nuevo, diciéndole adiós a su amigo distraídamente.

Entonces caminó por la acera y casi cayó sobre su culo.

Su teléfono voló por el piso y debajo de un auto, como algo que sale en un programa de televisión. Ten se tambaleó a un lado y luego al otro, de alguna manera logrando mantenerse de pie, agitando los brazos. Por la nieve aun llenando la ciudad, los pisos estaban siempre resbaladizos. Lucas ahogó su risa, pero yo solo miraba, hipnotizado, mientras finalmente se estabilizaba. En ese momento Ten levantó su mirada y atravesó el estacionamiento, directo a mi cara. Su expresión era de sorpresa pero se veía malditamente hermoso. Esbozó una brillante sonrisa, ofreciéndome un movimiento ridículo con su mano.

Mi polla se puso rígida y una explosión de adrenalina me golpeó como un puñetazo en el estómago. Meter mi pene en Chittaphon Leechaiyapornkul de repente se convirtió en una prioridad muy alta.

Tomó todo de mí no abrir la puerta de la camioneta y lanzar al chico sobre mi hombro antes de llevarlo a casa para una larga y dura follada. En cambio me senté y miré.
Hay una razón por la que el club me tiene confianza.

Alzó una pierna ligeramente, señalando sus zapatos que no le ayudaban para nada ir en la nieve y levantando sus pulgares triunfantemente en mi dirección antes de alejarse para buscar su teléfono.

—Cristo, hay algo malo con ese chico —murmuró Lucas, pero no le hice caso. En vez de eso agarré el teléfono y llamé a Burke, con mi mente inventando cosas.

—Burke, lo estoy mirando en este momento.

—¿Tienes un plan para mí?

—Voy a llegar allí —dije. —Pero cualquier dirección que tomemos, Ten Lee se queda como mi objetivo. Nadie folla con él excepto yo.

—¿De verdad?

—De verdad.

—Haz que funcione para el club, hijo, y podría dártelo para que lo folles. Pero no importa lo mucho que le quieras, no olvides en dónde están tus lealtades. Ddaeng primero. Siempre.

—Ddaeng primero. —Estuve de acuerdo, viéndolo sacar su teléfono de la nieve.
Esto iba a ser divertido.

So Intense || Taeten [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora