〘 Prólogo 2 〙

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Ocho años atrás

Taeyong

Jihoon limpió su boca y me miró con su bello, astuto y calculador rostro. Volví a meter mi polla ablandada en mis pantalones y me subí la cremallera, alejándome de la pared de ladrillos detrás de la gasolinera. Jihoon se puso de pie, y me dio una sonrisa mordiéndose el labio. Creo que iba a ser jugueton.

Le salió algo desesperado.

—¿Y? —preguntó. Levanté una ceja, cuestionando.

—¿Y qué?

—Eh... ¿Me preguntaba si podrías conseguirme algo?

Jodidamente típico.

No es que debería sorprenderme. En el mundo de Jihoon, nunca sería más que un polvo rápido con las conexiones adecuadas. Eso no era un problema. Al final, el negocio es el negocio, y Jihoon tenía un montón de dinero.

—¿Qué buscas? —le pregunté, con la esperanza de que no esperara un descuento por la mamada. Estuvo bien, pero nada especial. Había estado encima de mí, y ¿quién era yo para rechazar a un chico que quería chuparme la polla? Ahora que se Io tragó todo, se volvió molesto. Antes de que Jihoon pudiera responder la pregunta, mi teléfono vibró.

Jinsoul. Mierda.

Respondí, alejándome de Jihoon. -Hola.

—Seung fue despedido de la planta hoy. Tienes que llegar a casa rápido, porque se emborracho y tengo miedo.

Todo mi cuerpo se tensó y mi visión se redujo. Ese bastardo. Si la toca..

—Estaré allí en un momento, ¿de acuerdo? Mantén la calma, Jinsoul —le dije a mi hermana adoptiva—. Trata de salir de la casa y ve al parque. Si eso no funciona, enciérrate en el baño. Aguanta... ya estoy yendo.

—Está bien —susurró, y oí la voz alta y el rugido retumbante de Seung en el fondo. Seung era un padre adoptivo del infierno, por no decir un completo idiota de mierda. Terminé la llamada y miré a Jihoon, manteniendo mi cara en blanco. Había aprendido de una manera difícil a nunca revelar más de lo que tenía que hacer.

—Tengo que volver a casa —le dije—. ¿Me llevas?

Me sonrió, tratando de actuar tímido e inocente.

—Por supuesto —dijo, trazando pequeños círculos en la tierra con la punta de los zapatos—. Pero antes de que nos vayamos...

Mierda. No tenía tiempo para esto.

—Dame las putas llaves —dije rápido, sin paciencia. Él abrió la boca para protestar y estreché los ojos, dejándolos planos y muertos. Perfeccioné la mirada en los últimos años y nunca fallaba. Contuvo la respiración y sacó las llaves, dándomelas.

Caminé alrededor del edificio hacia el lindo Mustang de Jihoon, el regalo por su cumpleaños dieciséis de parte de su papi. Me deslicé en el auto y di la vuelta con un rugido que pude haber disfrutado en cualquier otro momento. Jihoon saltó en el asiento del pasajero, obviamente preocupado de que me fuera sin él.

También Io habría hecho, pero no quería más atención de la necesaria. La última vez que quité a Seung de Jinsoul, prometí matarlo si sucedía de nuevo. Cristo, ella solo tenía trece años y ya había aprendido a dormir con un cuchillo. Tenía el mal presentimiento de que las cosas se iban a poner feas, y la última cosa que necesitaba era un informe policial por un auto robado.

Cinco minutos más tarde, el Mustang paró en seco fuera del rancho en ruinas de mi padre adoptivo, rodeado por césped

Cinco minutos más tarde, el Mustang paró en seco fuera del rancho en ruinas de mi padre adoptivo, rodeado por césped marchito y un par de columpios oxidados. Sus propios hijos se habían ido, y sospechaba que perdería el lugar sin los pagos estatales que obtenía por Jinsoul y por mí. Los trabajadores sociales no se habían dado cuenta de que su esposa, se fue hace casi seis meses. ¿Quién podía culparla? Para mí esto era solo a corto plazo. Pero estar aquí, ¿pudriéndote por el resto de tu vida? Joder, no. Yo también me habría ido.

So Intense || Taeten [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora