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Ten

—¡Despierta! —gritó alguien, golpeando mi puerta. Me di la vuelta, tratando de averiguar lo que pasaba. El lugar a mi lado en la cama se encontraba vacío, y fruncí el ceño.

¿Dónde estaba Taeyong?

Luego regresó. Las fotos. Bastardo mentiroso.

—Despierta, joder —gritó Niel, con su voz gruñona. Me las arreglé para abrir un poco la puerta y mirarlo.

—¿Qué pasa?

—Dejaste algo desagradable en la entrada —dijo —Ve a limpiar o lo haré yo.

Alcé las cejas.

—¿De qué hablas?

—Míralo por ti mismo —murmuró —Ah, ¿y Ten?

—No quiero oír rumores sobre Sungwoon. ¿Entiendes?

¿En serio?

—Sungwoon es mi amigo —dije, tratando de no bostezar mientras me frotaba los ojos —Me recibió en su casa, me dio trabajo y me trata como un hermano. No importa lo que pueda pensar sobre ti, no haría nada para lastimarlo.

Me observó con los ojos entrecerrados. Luego asintió.

—Está bien —dijo —Es bueno saberlo.
Puse los ojos en blanco y cerré la puerta. Dios. No tenía ni idea de lo que Sungwoon vio en él. Ninguna.

Cinco minutos más tarde me quedé de pie en el porche, mirando a través del patio hacia el camino de entrada

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Cinco minutos más tarde me quedé de pie en el porche, mirando a través del patio hacia el camino de entrada. Mi pequeño coche se encontraba metido al lado de la cochera. Encajonada limpiamente se hallaba la camioneta de Taeyong. No podía verlo muy bien, pero parecía dormir en el asiento delantero.

Grandioso.

Me dirigí hacia la camioneta, golpeando la mano sobre el capó con fuerza. Taeyong se incorporó rápidamente, y lo vi extender una mano hacia algo. Probablemente un arma. Bueno, podría necesitarla si me hacía enfadar más esta mañana.

Abrió la puerta y salió. Su rostro lucía demacrado y cansado, su pelo desordenado y enredado, como si se hubiera pasado las manos por él. Probablemente soy una persona horrible, pero me hizo feliz verlo sufrir un poco.

—Hola, Ten —dijo, en voz baja —Sé que no quieres verme, pero tenía que verte antes de que te fueras. ¿Supongo que aún piensas en ir a Seúl?

—Sí —contesté, cruzando los brazos —Me iré lo más seguro en un par de horas. Podemos hablar cuando regrese, Taeyong. Todavía estoy muy enfadado en este momento.

Negó con la cabeza lentamente.

—Lo siento, bebé. No puedo dejar que hagas eso.

—¿Hacer qué?

—Conducir a Seúl solo.

Alcé las cejas.

—¿Perdiste la cabeza? Considera anulada tu invitación imbécil.

So Intense || Taeten [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora