〘 Epílogo 〙

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Tres meses después ✞

Ten


La cafetería se supone que cierra a las cuatro de la tarde, pero por supuesto que tenía un par de clientes lentos. Eso por lo general no era un problema. Solo volteé el cartel a "Cerrado" y limpié mientras ellos acababan.

Por desgracia, estos dos chicos se quedaron durante un largo rato. Cada uno compró una pequeña taza de té hace dos horas y habían estado discutiendo desde entonces acerca de si Dios estaba muerto o simplemente nunca existió. A Sungwoon no le gustaba echar a la gente, pero también se encontraba dispuesto a trazar la línea en situaciones como esta. Sin embargo, odiaba pedirles que se fueran. No podíamos darnos el lujo de perder clientes.

Por desgracia, a la tienda no le iba tan bien y me preocupaba por él. También me sentía culpable por mudarme al apartamento de Jinsoul, aunque siendo realistas, Sungwoon no me cobraba lo suficiente de alquiler para hacer una gran diferencia en su presupuesto mensual. Todavía intentaba hacer de niñero para él cada vez que podía, e incluso fui a su casa la semana pasada y limpié.

La puerta tintineó cuando se abrió.

—Lo siento, estamos cerrand... —Empecé a decir, y luego formé una sonrisa cuando vi que era Taeyong. Supuse que eventualmente llegaría al punto cuando no me sintiera totalmente mareado cada vez que lo viera, pero no estábamos allí todavía.

—¿Saliste del trabajo antes de tiempo? —pregunté. Empezó un trabajo regular en un taller mecánico hace dos semanas, aunque parecían ser inusualmente flexibles con sus horas. Imaginé que había una historia allí. También creí que probablemente nunca la escucharía.

Por lo que pude ver, la tienda era fuertemente financiada por Los Ddaeng. Por lo menos no me mintió sobre eso —Taeyong fue dolorosamente honesto conmigo desde nuestra pelea por las fotos—.

—Burke se encuentra en la ciudad —dijo brevemente.

Luego hizo un gesto con la barbilla hacia los dos hipsters acunando sus tazas de té tibias en la esquina —¿Por qué están todavía aquí? Cerraste hace media hora.

Me encogí de hombros.

—Siento que no está bien echar a los clientes.

La boca de Taeyong se apretó, caminó por la habitación, agarrando una silla de la mesa de los chicos y se sentó frente a ellos. Los ojos de los tipos se abrieron ampliamente cuando se recostó en el asiento. Se agachó y sacó el gran cuchillo de ciervo que mantenía atado a su pierna, empezando a limpiar sus uñas manchadas de aceite.

—¿Ves a ese jodidamente hermoso chico de ahí? —preguntó al Hipster Uno, señalando con la barbilla hacia mí —Es mi compañero. Me encantaría algún tiempo a solas con él en este momento, pero se encuentra atrapado esperando a que ustedes impostores se vayan, a pesar de que la tienda cerró hace unos treinta minutos y probablemente ni siquiera le vayan a dejar propina. Me parece mal, de alguna manera. ¿Qué piensas?

El Hipster Dos habló vacilante.

—Creo que ya nos íbamos.

—Es bueno saberlo —respondió Taeyong cortésmente —No se olviden de la propina.

El Hipster Dos asintió, poniéndose de pie y buscando en su bolsillo mientras el Hipster Uno agarraba su maletín, irónicamente de cuero, tragando ruidosamente. Comenzaron a caminar hacia la puerta, pero Taeyong se aclaró la garganta deliberadamente.

—Me parece una muy pequeña propina —dijo —Esos zapatos que llevas costaron cerca de doscientos dólares, por lo que creo que puedes darte el lujo de hacerlo mejor. ¿O fueron un regalo de mamá y papá?

So Intense || Taeten [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora