CAPÍTULO 10

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María José

Apenas despierto abro los ojos y parpadeo un par de veces para darles chance a mis ojos de adaptarse a la luz natural que entra a través del cristal de la inmensa ventana que ilumina la habitación

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Apenas despierto abro los ojos y parpadeo un par de veces para darles chance a mis ojos de adaptarse a la luz natural que entra a través del cristal de la inmensa ventana que ilumina la habitación.

Las cortinas están recogidas y hay una vista increíble.

Me acomodo en la cama individual en la que estoy acostada, me estiro aun adormilada, me paso las manos por la cara, mientras suelto un bostezo para despertar por completo.

Alzo los brazos para quitarme las sábanas con las que estaba tapada, encojo las piernas para sentarme en la cama y empezar a analizar el espacio a mi alrededor. 

Al parecer estoy en una habitación compartida, junto a mi cama hay una mesita de noche en la que se encuentra mi cartera.

En el suelo, delante de la mesita, se encuentra el bolso que contiene mi ropa de cambio. Al frente hay otra cama individual, completamente igual a la mía con las sábanas acomodadas, con un morral sobre ella.

La habitación es muy bonita parece una habitación de un hotel lujoso. Es muy amplia, se ve muy pulcra, tiene un televisor plano en la pared de muchas pulgadas.

Las paredes tienen unos tonos beige y blanco que hacen lucir impolutas las cortinas desde mi perspectiva se ven de tela gruesa me atrevería a decir que son de terciopelo, por lo pesadas que lucen aun amarradas y por el hecho de que las ventanas son del tamaño de la pared completa, se requiere que impidan el paso de la luz y el frio...

Mi estomago ruge, sacándome de mis desvaríos sobre telas y cortinas, recriminándome el hecho de haberme saltado la cena.

La cena...

Yo no cene, porque me quedé dormida en el coche y me levante en una cómoda cama individual.

< Ay no...
No.
No, no, no, no, no.
NO. PUEDE. SER. ¡Él tuvo que cargarme! >

Siento la vergüenza invadirme por completo, no soy muy ligera que digamos y el hecho de que me haya cargado pese a ser un gesto muy amable de su parte me hace sentir incómoda, es decir, ¿Qué le costaba levantarme?

< ¡¿TAN DIFÍCIL ERA?! >

O sea, no creo que sacudirme un poco para despertarme sea más difícil que cargarme hasta la habitación, ¿verdad?

Giro mi cabeza al escuchar que se abre la puerta, de lo que deduzco es el baño a juzgar por el hecho de que Zac, quién está vestido con un jean negro y una camiseta gris, tiene una toalla colgando de su hombro.

Me quedo quieta en mi posición analizando sus facciones de perfil tiene el cabello húmedo y algunos mechones le caen por la frente tiene el cabello desordenado como sí solo se hubiese pasado la toalla para disminuir un poco la humedad y no se hubiese tomado el tiempo de peinarse, su rostro luce sereno y desde mi perspectiva puedo admirar la belleza que desprende su perfil desde aquí su nariz luce perfecta, su mandíbula es marcada y...

Fake or genuine: Una Latina en AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora