CAPÍTULO 04

65 9 35
                                    

Zac Davenport

La noticia me cae como un balde de agua fría, me quedo totalmente inmóvil durante unos segundos, y no miro a papá porque no estoy dispuesto a creer nada de lo que dice

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La noticia me cae como un balde de agua fría, me quedo totalmente inmóvil durante unos segundos, y no miro a papá porque no estoy dispuesto a creer nada de lo que dice.

La abuela Paige siempre ha sido como mi consejera personal, es mi aliada, mi compañera de travesuras, mi cómplice.

Ella es la que siempre esta presta a escucharme y sin importar la situación ella siempre ha estado para mí.

- No. No, no, ¡no!, papá me niego.- digo con voz dura, fria ahogado por la impotencia, la frustración. Entonces, lo confronto y miro directamente a sus ojos pero cuando su mirada conecta con la mía, siento una opresión en el pecho de esas que te hacen sentir como tú mundo entero se desbordan y todas tus ilusiones se derrumban con la misma facilidad con la que colapsaria un castillo de naipes.

Gruesas lagrimas se desbordan por sus mejillas, a juzgar por sus ojeras y su aspecto lleva más de un día llorando, solo que yo no lo había notado.

Y es en ese momento en el que mi cerebro empieza a asimilar el peso de sus palabras.

Palabras... Palabras que me atormentan, llegan a mi conciencia y me dejan un claro mensaje.

La voy a perder, voy a perder a mi consejera, así como también las perdí a ellas...

- Esto no puede estar pasando, no a la abuela Paige, ¡es injusto!-refunfuño y pataleo como un niño chiquito, pero mi cabeza no procesa porque siempre le pasan las peores cosas a las mejores personas.

- ¡Cómo crees que me siento yo, hijo!-se pasa las manos por su canoso cabello frustrado- Mi hija menor, mi princesita... -dice con la voz quebrada por las emociones y reabre una herida que creí cerrada-me dejó hace mucho, a mi madre le diagnostican cáncer, mi padre muere de la nada. Soy hijo único, no tengo hermanos con quiénes hablar, mi mejor amigo y su esposa murieron en un accidente aéreo, mi hijo mayor está demasiado ocupado como para visitarme y de vez en cuando me llama, mi hijo menor ni se acuerda de mi existencia y a mi esposa solo la puedo ver cada noche porque sale de casa muy temprano y llega tan agotada que a duras penas cruza palabras conmigo y apenas tiene tiempo para mí. ¡Hasta Hans tiene con quién pasar su tiempo libre! ¡Me estoy quedando solo! - se ofusca y me retira la mirada.

- Me estoy quedando solo... porque estoy viejo y nadie quiere a los viejos-dice en un susurro que me parte el alma, nunca había escuchado a una persona tan optimista como lo es papá sentirse tan afligido, ni siquiera cuando mi hermanita nos dejó se puso así, el fue la fortaleza de mamá y de todos nosotros.

- Papá, no te pongas así sabes que te amamos, pero...-Me interrumpe.

- Pero... siempre hay un, pero. - suelta un suspiro entrecortado y se levanta del suelo para volver a acomodarse en el sofá- Ella me pidió que no dijera nada porque no quiere que los últimos años de su vida la miraren con compasión o melancolía, ella solo me pidió que le guardara el secreto, y tu abuelo murió sin saberlo. Pero yo te lo estoy contando porque sé que si alguien te puede hacer cambiar de opinión esa es tu abuela y si no lo haces por mí, al menos hazlo por ella, no le queda mucho tiempo y nada la haría más feliz que ver a su nietecito formar una familia antes de partir.

Fake or genuine: Una Latina en AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora