CAPÍTULO 05

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Zac Davenport

A la mañana siguiente, me levanto muy temprano y salgo a correr con el fin de organizar un poco mis ideas

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A la mañana siguiente, me levanto muy temprano y salgo a correr con el fin de organizar un poco mis ideas.

Las conversaciones con Neil y papá aún me dan vueltas en la cabeza.

Cuando llego a casa me divierto un rato con Lela, mientras me preparo un sándwich porque a diferencia de papá, a mí no se me da bien cocinar.

La última vez que intente hornear algo, fue la alarma de incendios la que me indico que debía de sacar la lasaña del horno.

Mientras conduzco mi Maserati de camino a la empresa llego a la conclusión de que lo primero que tengo que hacer es ir a visitar a mi abuela.

Le pido a mi secretaria que me consiga un vuelo a Brisbane lo antes posible, que cancele todas mis reuniones por 2 semanas y que me trasfiera toda la documentación necesaria para trabajar desde allá.

Paso todo el día corriendo de un lado a otro organizando mis maletas y la documentación confidencial que no puede ser enviada por correo que tengo que revisar con detenimiento para evitar caer en vacíos legales.

Organizo todo y para las 4 de la tarde tomo mi vuelo directo a Brisbane.

Durante el vuelo, la voz de Neil da vueltas en mi cabeza, <<Uno haces feliz a tu padre, dos te haces feliz a ti, tres las mujeres dejarán de acosarte, cuatro los socios no estarán renuentes cuando tomes el mando... y cinco podrás tener hijos y formar una familia. Es un ganar-ganar no tiene pierde. ¿Dime qué vas a hacer?, ¿te vas a inventar un falso compromiso?, ¿no te vas a casar?, o... >>

Sin embargo, faltando 10 minutos para aterrizar, la única frase que empezaba a sonar con más fuerza en mi cabeza era la de buscar una prometida falsa.

Nunca me ha gustado mentir, soy más del tipo de hombre que valora la honestidad sobre todo.

Pero en estos momentos estaba dispuesto a todo, y como bien decía mi abuelo, que en paz descanse, para situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

Ya tenía un plan en mente solo me hacía falta encontrar a la mujer indicada.

<Uff, Sencillo, ¡facilísimo! ¿qué más necesitas?, ¿un cafecito?> se burló mi conciencia.

Al aterrizar en Brisbane, bajo rápidamente del avión rumbo a la primera cafetería que hay en el aeropuerto, porque no comí nada en todo en todo el día luego del desayuno por andar organizando el viaje.

Compro un emparedado y un zumo de manzana, y no tengo que preocuparme por recoger mi equipaje ya que me lo entregaran en el mostrador.

<Ventajas de ser un Davenport> pienso.

Apenas salgo del aeropuerto tomo el primer taxi que encuentro para que me transporte al Emporium Hotel South Bank, uno de los hoteles más lujosos de Brisbane perteneciente a la compañía de mi madre.

Fake or genuine: Una Latina en AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora