CAPÍTULO 20

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María José

- Sé que el tiempo lleva prisa pa' borrarme de la lista, pero yo le digo que - canta mi prima Lucía con su melodiosa voz

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- Sé que el tiempo lleva prisa pa' borrarme de la lista, pero yo le digo que - canta mi prima Lucía con su melodiosa voz.

- Ayyyyyyy, qué bonita es esta vida, Aunque a veces duela tanto y a pesar de los pesares, Siempre hay alguien que nos quiere, Siempre hay alguien que nos cuida - cantamos juntos todos salvo Zac quién nos mira divertido.

- Ayyyy, ayayayyyyyyy qué bonita esta vidaaaaaaa... - continua mamá, cantando con la mano en un puño cerca de la boca haciendo los pases de "micrófono" papá tiene una sonrisa plasmada en el rostro y las manos fijas en el timón y dándole miradas de reojo de vez en cuando a mamá.

Me quedo callada, al llevar mi vista a la ventana.

Es sublime lo que veo.

Hay un camino de robles, a los que se le han caído las hojas, pero aún conservan sus preciosas flores rosas.

Mi árbol preferido es el roble porque es simplemente hermoso e imponente, el roble es símbolo de lo inamovible, no es un árbol frágil o delicado como aparenta ser, no. Es firme y puede soportar la tormenta cruel y el viento recio, es esbelto, pero a la vez es corpulento, su torcido ramaje y sus flores altivas que se pavonean en todo su esplendor es un espectáculo a la vista, además, su madera es de las más resistente e incorruptible y ni hablar de la riqueza ecológica que estos árboles poseen.

Una vez entramos a un corregimiento y perdemos de vista a los robles, me uno al coro de mamá y Liliana en la siguiente canción, El arroyito de Fonseca se reproduce a todo volumen y cantamos como si se nos fuera la vida en ello.

Zac me mira divertido y observa por la ventana con curiosidad, le tocó en medio entre mi prima y yo tiene las piernas encogidas, debe de estar cansado el pobre, pero sí lo está, no ha dicho nada parece muy a gusto, hasta contento.

Ayer en la noche le expliqué que íbamos a ir a la finca de mis abuelos y él me dijo que nunca había visto una en su vida. Supongo que le hace ilusión ver los animales o yo que sé.

Llevamos casi dos horas de camino, y tengo mucha hambre, esta mañana solo alcancé a comerme un sanduche, no pude tomarme la colada porque estaba muy caliente, por tanto, mi estómago ha estado protestando durante el recorrido y no me ha quedado más remedio que cantar para dejar de pensar en comida por un ratito.

Si no estoy mal debemos de estar por lo menos a unos diez minutos de la finca. El trayecto ha estado muy retrechero porque ha llovido en estos días.

Salimos de Montería a las cinco de la mañana con el propósito de "rescatar" a mi tío Jerónimo que no ha podido recibir llamadas porque no ha tenido luz, ni señal en estos días y con lo despistado que es, seguramente se perdería el viaje por andar trabajando.

Fake or genuine: Una Latina en AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora