CAPÍTULO 16

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María José

No miento al decir que mi plan era hacer sufrir a Zac un poquito haciéndolo subir a muchos transportes públicos, pero desafortunadamente el clima no estaba a mi favor

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No miento al decir que mi plan era hacer sufrir a Zac un poquito haciéndolo subir a muchos transportes públicos, pero desafortunadamente el clima no estaba a mi favor. El cielo estaba totalmente negro para ser las 2 de la tarde parecía como si fuese a caer un diluvio y no quería arriesgarme a andar corriendo por ahí con las maletas pesadas y encima lloviendo.

Así que tomé la decisión de llamar un taxi para que nos llevará directamente a casa.

Ya estábamos en Colombia y todavía tenía muchos días para fastidiar a Zac.

La casa de mis padres se ubica por la vía Santa Elena-Medellín, en una vereda llamada Media Luna, a 25 minutos de distancia del centro de Medellín en carro.

Vamos, ya llegó el taxi— arrastro a Zac en medio de las pocas personas que se encuentran en el centro comercial.

Zac me sigue sin rechistar pese a no tener idea de lo que le digo.

Buenas tardes, veci. — me asomo por la ventana del taxi que concuerda con la placa que me otorgaron.

Buenas tardes, ¿vos sos María José Castillo?, La que solicitó una carrera a Santa Elena.

Sí, soy yo.

Bueno, permítime colaborar con las maletas, pues — dice para bajarse para abrir el baúl de su auto blanco y ayudarle a Zac a subirlas al carro.

Es el típico prototipo de un paisa de antaño, es un hombre de tez blanca, bajito, con las mejillas y la nariz rojas del frío, y su vestimenta me saca una sonrisa, son pocos los hombres que visten así.

Luce una camisa manga larga, un poncho, unas alpargatas, unos jeans y un carriel al hombro.

Solo le hace falta el sombrero, pienso.

Su vestimenta es típica de la región y me pregunto si lo hace por el personaje o porque es parte de su estilo.

El tráfico no está tan pesado, al menos no como lo recuerdo, o puede que la gente no esté en las calles por el frío clima y la amenaza de lluvia.

La vibración del baúl del coche siendo cerrado entra por mis oídos y abro la puerta trasera del carro para indicarle a Zac, con un gesto, que se suba.

Él se sube y se acomoda en el asiento izquierdo, detrás del conductor. Inmediatamente después, me subo y acomodo nuestro equipaje de mano en mis piernas.

Vos no sos de aquí, ¿vos sos rola?

Sí señor, soy de Bogotá.

Ah ya, y ¿vos si sos de aquí? se dirige a Zac pero Zac parece inmerso en sus pensamientos y respondo por él.

Fake or genuine: Una Latina en AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora