Del amor al odio por West [West#0]

4- Corazón.

April Miller

Desde la primera vez que me había encontrado con Jackson, las cosas se sentían mejor, porque aunque mi vida seguía siendo una mierda, cuando estaba con él todo era mejor. Cada tarde nos reuníamos en el parque de siempre, ya que aún no había decidido irme a vivir con ellos, él decía que su mamá estaba de acuerdo, pero no quería arriesgarme a que luego me fuera a tratar mal, yo ya tenía suficiente con mi verdugo personal, así que iba a esperar más tiempo, iba a pensar bien las cosas.

Entré a la pocilga y la mujer estaba sentada frente a la puerta, aparentemente esperándome. Con la manga de mi sudadera me limpié la sangre que aún seguía saliendo de mi labio inferior, porque sí, había tenido otra pelea al salir de la escuela, eso ya era algo normal, sólo que ya había empezado a ganar cada pelea.

—Por lo visto todo el mundo te golpea por estúpida —apreté mis puños.

No quería escucharla y tampoco quería perder tiempo hablando con ella, así que me dirigí a las escaleras y estaba a punto de irme a mi cuarto para cambiarme e irme de ahí a ver a mi hermano, cuando la escuché...

—Más vale que consigas dinero o lo mejor será que no regreses a esta casa —me detuve y la vi—. Pídele dinero al cadáver andante al que ahora llamas hermano —no iba a permitir que hablara así de Jackson.

—¡Última vez que hablas así de él! —grité furiosa.

—Ahora te duele que hable así de él, cuando antes eras tú la que que lo odiaba.

—Yo cometí el error de guardarle rencor cuando él no tenía culpa de nada, pero ahora lo conozco y no voy a permitir que te expreses así de él.

—¿O qué? —estuve a punto de acercarme a ella, pero me contuve.

—¿Sabes qué? Me voy a ir de esta pocilga, a ver cómo haces tú para conseguir dinero —subí las escaleras y fui a mi cuarto mientras la escuchaba maldecir y decir un montón de cosas contra mí.

Guardé algo de ropa en un bolso, algunas cosas en mi mochila y salí de mi habitación dispuesta a largarme de ahí.

—¿Crees que te vas a ir así de fácil? —me preguntó con un cinturón en la mano.

—No te atrevas a tocarme —la señalé.

—Yo te di la vida y puedo hacer contigo lo que se me dé la gana —se abalanzó sobre mí y empezó a lanzar golpes con el cinturón, algunas lograron llegar a golpearme, otros logré esquivarlos o simplemente protegerme con mis brazos—. ¡Maldita mal agradecida! —empezó a gritar mientras seguí golpeándome.

—Déjala —alguien la quitó de encima de mí y la alejó.

—Tranquila —unos brazos me rodearon, los brazos de Jackson—. Todo va a estar bien.

—April, tienes que irte con nosotros —levanté la mirada y mi papá estaba ahí.

—¡No se va a ir! —gritó la mujer mientras él aún la tenía agarrada de los brazos.

—¡Tú cállate!

—Me voy a ir —dije calmada—. No estoy dispuesta a soportarte un día más —apreté la mandíbula y parpadeé un par de veces para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos.

—Si te vas, haré que te arrepientas —la mujer me señaló y me encogí de hombros.

—No me importa nada de lo que digas.

—Por tu bien, no te atrevas a acercarte a mi hija nunca más —papá la hizo a un lado y se acercó a mí—. Vámonos —tomó mi bolso con ropa, luego mi mano y junto con Jackson salimos de esa casa.