5- Pesadilla.

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Bastián West

Las vacaciones en la playa se habían acabado y con ellas mi tiempo cerca de Catie, porque de vuelta al mundo real, había mucho por hacer, demasiada tarea y mucho entrenamiento con el equipo de natación. Ya tenía unas semanas entrenando con el equipo, con todos tenía una buena relación, realmente desde el principio había sentido que estaba en un equipo de verdad. Por otro lado, la convivencia con Charlie, seguía en un sube y baja, era demasiado holgazán, no le gustaba cocinar, siempre me tocaba a mí, pero al menos había logrado hacer un trato con él, yo cocinaría siempre, pero él lavaría la ropa de ambos y aceptó. Así que todo estaba mejor.

Por otro lado, estaba emocionado, estábamos a nada de terminar el primer año, la verdad es que el tiempo había pasado más rápido de lo que me esperaba, sólo era cuestión de dos meses y llegarían las vacaciones, para las cuales teníamos planes de regresar a Malibú, mis papás y los de Charlie, también lo estaban. Extrañaba mi casa, extrañaba a mis papás y a mi hermana, aunque ella asegurara no extrañarme, pero también iba a extrañar a Catie. Ella y yo estábamos llevándonos cada día mejor y tenía esperanzas de poder tener algo más que una amistad con ella. Lo deseaba demasiado.

—¡Estudia! —el grito llegó acompañado de un golpe en la cabeza.

—¡Imbécil! —grité cuando salió corriendo a su cuarto.

Temporada de exámenes, ya quería que terminara, ya falta nada, al menos para tomar un descanso, porque para terminar, faltaban tres años.

•••

—Es un imbécil, no merece que llores por él —limpié sus lágrimas.

—Se suponía que era mi mejor amigo —apreté la mandíbula.

—Él no merece tu amistad, no merece nada de ti —la abracé fuerte.

No entendía como ese imbécil de Dereck, que se suponía era su mejor amigo, había sido capaz de pedirle que se alejara de él, cuando ella lo único que quería era que volvieran a ser amigos. Si pudiera o mejor dicho, si Catie me lo permitiera, le daría una golpiza por hacerla llorar, ella no merecía eso, ninguna mujer merecía que alguien la hiciera llorar. Luego de un rato se quedó dormida, así que aproveché para salir de su habitación y tomar agua. Al salir Henry estaba sentado en el sillón, con una pizza grande frente a él, ya a la mitad.

—¿Y charlie? —le pregunté. Se giró y me vio.

—Está en el baño —asentí—. ¿Cómo está?

—Se quedó dormida aún llorando.

—Maldito infeliz, si hubiera estado ahí, lo habría golpeado —suspiré. Me dejé caer en el sillón a su lado y tomé un trozo de pizza, Catie ni siquiera había querido cenar.

—Creo que ya deberíamos irnos —Charlie se sentó en un sillón pequeño.

—Sí, creo...

—Hey, no, no te vayas, yo no puedo verla así, en serio, voy a terminar yendo a buscar a ese imbécil... quédate con ella.

—Está bien —tomé un trago de una lata de soda que estaba ahí y volví a la habitación de Catie, ella aún estaba dormida, así que para no incomodarla, acerqué un sillón pequeño, pero bastante cómodo, en el que me dormí, a su lado, tomando su mano.

•••

Las vacaciones de fin de año habían llegado, así como nuestro regreso a casa. Catie y Henry también irían a visitar a su familia, sólo que ellos irían a Francia, donde vivían sus padres, a quienes no le gustaba mucho la idea de que sus hijos estuvieran tan lejos de ellos, pero igual los habían dejado estudiar en otro continente, pero con algunas condiciones que no conocía. Mi amistad con Catie estaba más fortalecida, después de esa noche en la que me quedé con ella, nos habíamos vuelto más cercanos, nos teníamos confianza, nos contábamos cosas, salíamos al cine, a la playa, al parque, a cualquier lugar, pero juntos. Nos estábamos volviendo inseparables y las vacaciones lejos, serían difíciles, al menos para mí así serían.

Del amor al odio por West [West#0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora