Bastián West
Después de un par de semanas de haber regresado a la universidad y de empezar a trabajar en el bar, me sentía físicamente exhausto, pero mentalmente mejor de lo que estaría sino tuviera nada que hacer y anduviera por los rincones de mi casa pensando en Catie, más aún después de que dejara de responder mis mensajes y simplemente desapareciera. Todo eso me dolió cuando noté que no iba a responder más, pero aún así, había logrado sobrellevarlo, más porque no tenía tiempo de pensar en esas cosas, aparte, quería pensar que estaba ocupada, que en algún momento aparecería y al terminar la universidad podría buscarla.
Al menos eso esperaba.
Caminé por los pasillos de la universidad con la mochila colgada del hombro, mientras tomaba un café enlatado, era la primera vez que lo probaba y no estaba mal, sólo esperaba que fuera suficiente para mantenerme despierto, ya que habíamos terminado algo tarde del trabajo en el bar, ni siquiera estaba seguro de que Charlie llegaría a clases, ya que aunque aún era temprano, no me había ido a buscar a mi casa y tampoco me había llamado. Al llegar al salón, en la entrada me encontré con April Miller, era la primera vez que la veía en esas semanas y al parecer íbamos a estar en la misma clase. Ella me vio con una expresión seria y poco amigable, pero igual le sonreí y levanté mi mano para saludarla, ella elevó una de sus cejas y yo sonreí aún más, sólo estaba tratando de ser amable, cosa que ella no era con las demás personas, ya me había tocado verlo en persona. Realmente creí que ella tal vez en el fondo era diferente, pero no.
Entré al salón y busqué asiento, saqué mi celular y le mandé un mensaje a Charlie, no respondió, quizás ni siquiera había despertado. La clase empezó y él no apareció, durante toda esta esperé que me llegara su respuesta, pero no fue hasta que terminó que me dijo que no podría llegar, se sentía muy cansado y me pidió que fuera a su casa después de clases y precisamente eso hice, con la condición de que pidiera comida, tenía hambre. Al llegar entré al departamento en el que vivimos juntos al llegar a la universidad y en el que en ese momento Shark ocupaba mi antigua habitación.
—¿Acaso olfateaste el pollo? —me preguntó Charlie en la cocina.
—No, sólo llegué justo a tiempo —me acerqué y tomé un trozo de pollo rostizado.
—Deja de meter tus manos —llevé el pollo a mi boca y me encogí de hombros.
—Tengo hambre, déjame, yo sí fui a clases y es una clase que tengo con April Miller —seguí comiendo—. Hoy la encontré en la entrada del salón, la saludé y ella no respondió mi saludo —rodeé los ojos sin dejar de masticar.
—¡¿Qué?! —pegué un brinco al escucharlo gritar ya que estaba concentrado en ponerle salsa a mi pollo—. ¿Por qué la saludaste? Sólo falto un día y ya andas de amores con April Miller.
—No andamos de amores, idiota, sólo quise ser amable, pero ella me odia y no sé porqué aparte de salir con una porrista, realmente nunca le he hecho nada.
—Tu sola existencia puede ser insoportable para muchas personas, yo te soporto porque me toca —sirvió el pollo en dos platos diferentes, eso lo hacía únicamente para que no metiera la mano y tocará su pollo.
—Nadie te obliga a soportarme como dices, puedes dejarme cuando quieras —salió de la cocina y se dirigió a la sala.
—Si te dejo, te mueres —no era tan literal, pero sí, tenía algo de razón.
Nos sentamos en la sala cada uno con su plato con pollo y una cerveza, comimos entre pláticas y viendo una película. Realmente no imaginaba una vida donde no estuviera Charlie.
•••
—De sólo verte siento que me ahogo —Charlie arrugó la cara—. Ya apúrate, sal sirenita, tengo hambre.
—Cállate, tú ni siquiera deberías ir es una reunión del equipo de natación...
—Tengo derecho, porque tengo dos amigos acá, así que cállate y sal ya —rodeé los ojos.
—Eres un grano en el culo —salí de la alberca y tomé una toalla.
—¿Tú sabes de eso por tus hemorroides? —lo vi con el ceño fruncido.
—Yo no tengo hemorroides, imbécil —le lancé la toalla—. Y ya deja de decir estupideces o te vas a tu casa —bufó.
—Yo también haré más amigos y saldré con ellos.
—Me da igual —fui a los camerinos, ahí estaba el resto de los chicos vistiéndose, yo tomé una ducha rápido y me tocó vestirme rápido porque ya todos me estaban esperando.
Nos fuimos en autos diferentes, al llegar al lugar juntamos dos mesas y ordenamos comida y bebidas, me llevaba bien con todo el equipo de natación, ellos me habían aceptado de nuevo y me sentía feliz por ello, participaría en las últimas competencias, bueno, algunas no eran tan importantes, pero la de fin de año sí lo era y mucho.
—¿Me das de tu hamburguesa? —me preguntó Charlie y lo vi.
—No, cómete tu carne —aparte mi hamburguesa y la mordí.
—Yo sí te doy de la mía, si tú me das de tu carne —le dijo Shark.
—Acepto —ambos hicieron el intercambio y sólo los vi.
—Oye West, tenemos planes de mañana llegar antes y entrenar un poco más, ¿te apuntas?
—Sí, claro, sólo me dicen la hora y yo llego.
Seguimos comiendo, pero aún más tomando, todos estábamos bastante tomados cuando nos dieron las once de la noche y salimos del lugar, nos despedimos y cada quien tomó su camino, bueno, Charlie me llevó a casa y luego él y Shark se fueron. Al entrar me dejé caer en el sillón, me sentía tan cansado y tan mareado y eso que desde que inició el año no había tomado como cuando estaba en primer año, luego del accidente, empecé a tomar menos, quizás por eso me estaba golpeando más pronto el alcohol.
Eché mi cabeza hacia atrás y cerré mis ojos, tenía sueño, pero no tenía muchas ganas de caminar a la habitación, aunque eso cambió cuando recordé que mi computadora estaba en el cuarto, a pesar del tiempo que había pasado, aún albergaba un poco de esperanza de recibir alguna señal de Catie. Me levanté y fui rápido a mi computadora, revisé mi bandeja de entrada y al igual que el resto del tiempo, no había ni un sólo mensaje de ella. Me quité la camisa y me dejé caer a la cama.
—Ya Bastián, ya olvídala —me dije, aún sabiendo que eso no iba a pasar.
Cerré los ojos y me quedé dormido.
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Del amor al odio por West [West#0]
RomanceCreo que todos alguna vez se han preguntado, ¿por qué April odia a West? O ¿cómo es posible que se haya enamorado de él de la noche a la mañana? Cosa que no es cierta. Bien, hoy por fin conocerán porqué, el asunto es simple: durante mis primeros año...