April Miller
Estaba tan concentrada y estresada con mi tarea que no me había dado cuenta que estaba mordiendo mi lápiz hasta que escuché cuando se rompió. Dejé el lápiz roto en la mesa y me puse de pie. Ese año entre más avanzábamos, más difícil se ponía todo, pero bueno, luego todo tendría su recompensa. Me estiré porque tenía el cuerpo entumecido después de casi una hora sentada, pero de todas formas debía volver a mi lugar para seguir estudiando.
—¡Holaaaaa! —di un brinco al escuchar a Renata—. Lo siento, lamento asustarte, pero te necesito —me giré y la vi con ropa deportiva.
—¿A dónde vas? —fruncí el ceño.
—Al gimnasio, ¿quieres venir? ¡Antes de que respondas, sólo tienes una oportunidad de decir no! —fruncí el ceño. No entendía nada de lo que decía—. ¿Vamos al gimnasio?
—No, tengo que...
—¡Perfecto! —con cada segundo que pasaba, sólo me confundía más y más—. En la noche hay una fiesta, así que iremos, ponte linda.
—Oye, tengo que estudiar, no tengo tiempo para ir de fiesta, aparte, mañana tengo clase a primera hora y...
—Dije que sólo tenías una oportunidad para decir no, así que nos vemos a las ocho, necesitas distraerte, aquí ya huele a cerebro quemado, te va dar un derrame por tanto pensar —cerró la puerta y me dejó con la palabra en la boca.
En serio iba a obligarme a ir a una estúpida fiesta, bueno, sí necesitaba distraerme, pero aún no terminaba mi tarea, bueno, mejor volvía a sentarme para terminarla, esa loca al final no me dejaría en paz sino iba con ella. Tendría que hacerlo a fuerzas.
•••
Al final, fue buena idea salir de casa e ir a esa fiesta, realmente necesitaba distraerme, llevaba mucho tiempo encerrada en mi cuarto estudiando, bailar y tomar sólo un poco, me estaba sentando bien. Aunque planeaba irme bastante temprano porque no podía faltar a clases.
—Hola —un chico algo tomado se me acercó, la verdad me incómodo un poco, porque se me acercó mucho y pude sentir su aliento a alcohol—. ¿Bailamos?
—No, no quiero bailar, gracias —me alejé un poco de él.
—Di que sí, eres linda y... —vi que tuvo una arcada, así que me alejé aún más, justo a tiempo porque empezó a vomitar.
—Que asco —todos estaban viendo, así que me alejé de él y busqué a Renata.
—Ya me tengo que ir, tengo clases a primera hora.
—Está bien, vámonos —se despidió de todos y nos fuimos de ahí.
Sólo esperaba poder dormir en cuanto llegara a casa, porque necesitaba estar descansada para mi clase.
•••
Definitivamente salir de fiesta en día de semana, no era buena idea, estaba desvelada, por más que quise dormir luego de cambiarme, no pude hacerlo, estuve dando vueltas en la cama, pensando muchas cosas y estúpidas, lo peor de todo, ni siquiera tenían sentido, pero igual no me dejaron dormir. La clase para colmo de males, estaba aburrida y podía sentir como mis ojos se cerraban cada cierto tiempo, si el profesor me veía así, me sacaría de la clase y podría perder el derecho a que reciba mi proyecto, necesitaba mantenerme despierta, por nada del mundo debía dormir. Abrí los ojos ampliamente y traté de centrar toda mi atención al frente, pero desgraciadamente un par de idiotas que tenía al lado no dejaban de hablar.
—¿Se pueden callar? —les dije enojada, ambos me vieron mal, pero al menos se callaron.
Sí, el develo de ese tipo me ponía de malas, lo único que deseaba era que ese día se acabara pronto.
Cuando la clase terminó, fui al comedor, no habían muchas personas aún, así que pedí una bebida energética, todavía tenía dos clases y no podía andarme durmiendo. Caminé entre las mesas para sentarme en una vacía a esperar a Renata, la estúpida esa había dormido de maravilla y se despertó con una energía envidiable, que más hubiera deseado yo.
—Seguro el tipo ese se vomitó al tenerla cerca —fruncí el ceño ceño escuchar ese comentario—. Le dio tanto asco que no se pudo contener —me giré y era la maldita porrista.
Obviamente no estaba siendo paranoica, ella estaba hablando de mí por el imbécil de la fiesta, ay no, mal día para meterse conmigo, dejé mi bebida y mi mochila en una mesa para acercarme a ella.
—Repite lo que dijiste teniéndome enfrente —ella levantó la mirada y levantó una ceja.
—Oye, entiendo que te hayas identificado con lo de la tipa asquerosa de la que estaba hablando, pero no eras tú —todos en la mesa rieron.
—Tú en serio que no aprendes tu lección —se puso de pie.
—Si no te cobré la última que me hiciste, fue por mi novio, así que sólo aléjate de mí sino quieres que lo haga ahora.
—Hazlo y veremos quien se las cobra a quien —apretó la mandíbula y yo los puños.
Estaba harta de ella y sus estupideces.
—Sólo aléjate —me empujó y eso fue suficiente para que la tomara del cabello y le diera un golpe en la cara, pero ella también me tomó a mi del cabello—. ¡Suéltame! —trató de hacer que la soltara, pero no lo hice y ella tampoco.
Logró darme un golpe en la mejilla y eso me enfureció aún más. Estaba completamente segura de que ella nunca tuvo que pelear para defenderse de nadie, como lo había tenido que hacer yo y como estaba dispuesta a hacerlo cada vez que alguien quisiera meterse conmigo. Seguí sosteniéndola del cabello y le di un par de golpes más en la cara antes de que alguien me tomara de la cintura y comenzara a separarme de ella.
—¡Ya basta! —y ahí estaba el otro imbécil y su amigo.
—Chicas ya dejen de pelear —el idiota de Charlie había sido quien me había sujetado, el mismo que al verme furiosa me soltó y se alejó.
—Ella fue la que empezó —la estúpida abrazó a su noviecito y me señaló, él me vio, apenado, avergonzado, no sabía exactamente cuál era la mirada del señor correcto.
—Vuelve a meterte conmigo y haré que necesites cirugía plástica, con más urgencia de la que ya la necesitas por naturaleza —tomé mis cosas y di la vuelta.
—¡Hey! —me detuve al reconocer la voz de Renata—. ¿Qué pasó?
—La estúpida porrista.
—Vamos al baño, tu cabello es un desastre —suspiré.
Entramos a este y Renata sacó un cepillo con el cual comenzó a desenredar mi cabello, mi reflejo en el espejo era lamentable, me veía agotada y en ese momento tenía la mejilla izquierda roja por el golpe, sin contar lo que me dolía la cabeza.
—April, ¿ahora por qué fue? —suspiré. Ni siquiera tenía ánimos de hablar de eso, siempre era lo mismo.
—A veces me pregunto si el problema soy yo —dejé caer mis hombros.
—¿Por qué dices eso?
—Todo el mundo me hace sentir así, como si yo fuera el problema —Renata se paró a mi lado y me hizo verla.
—El problema lo tienen los demás, ni siquiera sé porque empezó la pelea, pero estoy segura que ella fue la que empezó y el problema lo tendrías tú si no te defendieras y dejaras que los demás te pisotearan. Tú no eres ningún problema, no vuelvas a pensar algo como eso, por favor —me abrazó y yo respondí a su abrazo.
Ella era la única que no me hacía sentir así, era afortunada por tenerla en mi vida.
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Del amor al odio por West [West#0]
RomanceCreo que todos alguna vez se han preguntado, ¿por qué April odia a West? O ¿cómo es posible que se haya enamorado de él de la noche a la mañana? Cosa que no es cierta. Bien, hoy por fin conocerán porqué, el asunto es simple: durante mis primeros año...