April Miller
La parte más complicada de ser presidenta de la hermandad, era conseguir gente que nos ayudara a recaudar fondos, aunque si algo estaba claro que los que más gente atraían, aparte de nosotras, era el equipo de fútbol, así que me tocaba pedir su ayuda, sólo esperaba no toparme con el imbécil de Marcus. Entré a los camerinos, pues el entrenamiento había terminado y según me dijeron el entrenador estaba ahí, debía hablar con él, si él les daba la orden, ellos irían al evento, al entrar no había prácticamente nadie, era raro porque ahí debían estar. Escuché ruido en una de las duchas y me acerqué, al hacerlo escuché gemidos, así que retrocedí de inmediato.
Me senté en una banca que estaba a fuera y ahí esperé, necesitaba saber dónde estaba el entrenador.
—Hola, April —un chico me saludó.
—Hola... Carlos, ¿verdad? —rio.
—Casi, soy Carl.
—Ay sí, lo siento, de verdad —se sentó a mi lado. En una de las últimas fiestas lo había conocido, no hablamos mucho, pero me pareció lindo.
—¿A qué se debe tu visita?
—Tendremos un evento de recaudación de fondos, para la casa y la universidad y necesitaba hablar con el entrenador para para ver si ustedes podían ir y participar en algunas actividades.
—Oh, eso es interesante, pero el entrenador ya no está, hoy el entrenamiento terminó antes —dejé caer mis hombros—. Pero si tú quieres yo le puedo decir y te aviso, estoy seguro que aceptará.
—¿De verdad? Muchas gracias, en serio, estoy de ser líder es algo complicado —bufé.
—Puedo imaginarlo —ambos nos quedamos en silencio un momento—. ¿Te gustaría ir por algo de tomar a la cafetería? Es que hace calor y...
—Sí, vamos, en fin, ya no tengo nada qué esperar aquí —ambos nos pusimos de pie y nos encaminamos hacia la cafetería, pero cuando aún estábamos cerca, escuchamos risas, nos giramos y pude ver a Shelsy salir con uno de los chicos del equipo, ellos iban hacia el lado contrario y no nos vieron—. Así que era ella la que estaba dentro.
—Ay no —vi a Carl.
—¿Qué pasa? —me vio y luego a ellos.
—Si Luis se entera, esto será un problema, otro problema.
—¿Por qué? —Carl bufó.
—Él presumió que... se estaba... acostando con ella —levanté ambas cejas—. Y ahora está con este otro y... sólo espero no sea algo grande —negó.
Vaya, vaya, vine por una cosa y me topé con otra.
—Bueno, no importa, sólo vamos a tomar algo —asentí.
Fuimos a tomar un jugo y hablamos un rato, me contó acerca de que no tenía planes de entrar al equipo de fútbol, pero que al final se decidió porque hacer ejercicio lo ayudaba a desestresarse de la carrera de medicina. Estuvimos un largo rato hablando y entre más entre más lo hacíamos, mejor me caía. Luego nos despedimos y me acompañó a la puerta de la hermandad.
—Gracias por acompañarme.
—No hay de qué. Y quédate tranquila con respecto al entrenador, yo hablaré con él.
—Muchas gracias, de verdad Carl —sonrió y se despidió de mí.
Al entrar a la casa Shelsy estaba parada en medio.
—¿Entonces así es como consigues apoyo para recaudar fondo? —levanté una ceja—. ¿Ligarte al nuevo no creo que te sirva de mucho?
—Ay, querida Shelsy —caminé hacia ella y me detuve a su lado—, yo no soy como tú, no necesito revolcarme con todos para conseguir algo —seguí caminando, pero fui interrumpida cuando ella me tomó del cabello y me jaló tan fuerte que terminé en el piso.
—Ahí es donde debes estar, estúpida mosca muerta —me sentía mareada por el golpe, pero la ira pudo más, me estiré, tomé su pierna y la hice caer—. ¡Ay!
—No me vuelvas a tocar —me subí sobre ella y la tomé del cabello, estrelle su cabeza contra el piso un par de veces, ella me golpeó en la cara mientras intentaba liberarse de mí, así que le di una cachetada tan fuerte, que se detuvo—. Ya me tienes harta —me puse de pie y la patee—. ¡Estoy harta de ti!
—Chicas, ya paren —todas nos estaban viendo, incluso las nuevas. Suspiré.
Era la líder debía dar el ejemplo.
—Lo siento chicas, de verdad, ustedes no deberían ver esto, lo siento mucho —subí las escaleras y fui a mi habitación.
Ahí estuve el resto de la noche, una de las chicas me llevó la cena y se lo agradecí, me dediqué a hacer tareas y a estudiar un poco.
—¡Aaaaaaaah! —puse una mano en mi pecho, tenía la respiración acelerada—. Ya me contaron que le diste su merecido a Shelsy —me abrazó.
—Suéltame, casi me matas de un infarto —lloriquee como niña pequeña.
—Lo siento, es que sí me emocioné —se lanzó a mi cama y yo giré para quedar frente a ella.
—No debí haberlo hecho —negué.
—¿Qué? ¿Por qué si lo tiene bien merecido?
—No debí haberlo hecho enfrente de las chicas, debí esperar algún otro sitio, pero ella me tomó del cabello y perdí el control —me encogí de hombros—. Ni modo —Renata lanzó una carcajada.
—Yo a ti te amo —se lanzó a abrazarme.
—Eres una loca.
•••
El evento de recaudación de fondos estaba siendo un éxito, fue un feria, lo tuvimos que hacer todo con materiales reciclados de otras actividades y festividades que habíamos realizado pero todo nos quedó hermoso, algunas cosas las donaron la universidad y algunos padres. Lo mejor, era que estábamos consiguiendo el dinero que necesitábamos recaudar. Llegaron todos los chicos del equipo de fútbol, por desgracia Marcus también, el mismo que se encontraba con Shelsy, criticando todo lo que veía a su paso, ya que todo estaba a mi cargo. Ay, los odiaba tanto.
—April, felicidades por esto —levanté la mirada y era Carl—, todo quedó muy bien —él estaba sin camisa y cubierto de pintura.
—¿Por que estás así? ¿Te pusieron en el puesto de pintura con los dedos? —se vio a si mismo y asintió.
—Fui uno de los lienzos, no sabía que habían tantas chicas, incluso chicos, interesados en el arte —lancé una carcajada.
—Supongo que fue por el lienzo, eso los inspiró —tenía muy buen cuerpo, se veía súper bien, hasta yo hubiera pagado por pintar algo sobre él.
—¿Quieres agregar algo? —señaló su torso.
—Creo que sí —tomé un marcador y le pinté una carita feliz—. Listo.
—De todo, esto es lo mejor que me han pintado —ambos reímos—. Iré por un helado, ¿quieres uno?
—Sí, por favor —yo estaba encargada de la caja del dinero, así que debía quedarme en mi lugar hasta que alguien me reemplarazara.
—Se te nota que le gustas y que a ti te gusta —Renata apareció y golpeó su cadera contra la mía.
—Podríamos decir que algo así —me encogí de hombros.
Al parecer esa vez había escogido mejor y no me había fijado en un idiota que me ignoraba o estaba con alguien que no soportaba.
—Lo traje de chocolate —me entregó el helado y sonreí.
—Bien, los dejos, iré a revisar que todo vaya bien —Renata se fue y nos dejó solos.
Nos quedamos conversando y haciendo chistes, él era divertido, amable y atento, era un buen partido.
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Del amor al odio por West [West#0]
RomanceCreo que todos alguna vez se han preguntado, ¿por qué April odia a West? O ¿cómo es posible que se haya enamorado de él de la noche a la mañana? Cosa que no es cierta. Bien, hoy por fin conocerán porqué, el asunto es simple: durante mis primeros año...