49. Lo que encuentras es tuyo

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¿Es posible que un aroma estimule un sentimiento?

Sí. Los seres humanos tenemos lo que se conoce como memoria olfativa; eso significa que ciertos olores desencadenan emociones o información que está almacenada en nuestro cerebro en correspondencia con ese olor en particular.

Al igual que el aroma del pastel de chocolate puede hacernos sentir felices de nuevo porque lo comíamos en las fiestas cuando éramos niños, lo mismo le sucede a Yue cuando sale del ascensor en el edificio de Dylan.

En el pasillo que conduce a la puerta principal, hay un aroma particular que Yue no puede identificar, tal vez sea un desinfectante utilizado para asear el piso o un desodorante que el servicio de limpieza rocía; pero la cosa es que, inmediatamente, siente esa anticipación, esa expectativa placentera y esa emoción por los eventos que ocurrirán durante el fin de semana. Su corazón se acelera, su estómago revolotea con cientos de mariposas y sus manos se enfrían.

Esto acontece sin falta cada vez.

Con el giro de la llave, Dylan abre la entrada, como hace de costumbre. Cuando atraviesan el umbral, Yue sabe que está en sus manos porque ese ha sido el trato desde el principio. Y a pesar de que Dylan es dulce y cariñoso, y no le ha mostrado ningún látigo hasta ahora, hay algo que siempre la pone nerviosa por dentro. ¿Qué es? No logra identificarlo.

Por supuesto, el hombre que ama puede leerla como un libro. Ha sido capaz de hacerlo desde el día en que se conocieron, lo cual es electrizante y aterrador al mismo tiempo.

A pocos pasos de la puerta principal, Dylan se enfrenta a Yue en medio del espacio abierto que comprende la entrada, la cocina y la sala de estar.

"Oye", sonríe Dylan y envuelve los brazos alrededor de la cintura de Yue, "¿cómo es que después de todo este tiempo todavía te pone incómoda estar aquí? Te dije que no teníamos que venir, si no querías". Dylan la acerca, apoya su barbilla en la cabeza de Yue y ella aprieta los brazos alrededor de su torso.

"No estoy nerviosa, estoy emocionada", dice con la voz suave y sincera.

Contigo yo no quiero ni flores ni canciones
Quiero viajar sin frenos y escapar a media noche
Contigo yo no quiero pensar toda una vida
Prefiero improvisar sin miedo a que haya una caída

"¿En serio?"

"Ajá. Pero hay algo que necesito categórica e innegablemente: ¡una ducha!" Yue exclama y su risa reverbera desde su pecho hacia el de Dylan, y él se une a su diversión. "¡Dios mío, no veo la hora de lavar la sal de todo mi cuerpo!" se queja, disgustada.

Dylan da un paso atrás y la forma en que la mira hace que cada punto débil del cuerpo de Yue palpite. ¡Este hombre! ¿Qué está tramando?

"Me haré cargo yo", le revela en un tono de hecho que no deja nada a la interpretación. Él lavará su cuerpo; en efecto, hará todo por ella esta noche, como prometió cuando acordaron el arreglo del fin de semana.

Yue es su reina. Lo único que le queda por hacer a ella es disfrutar del trato real.

Dylan toma la mano de Yue y la conduce al baño principal. Se sienta en el borde de la enorme bañera y arrastra a Yue entre sus piernas. Sus mejillas están enrojecidas, aunque no por el bronceado, y sus ojos destellan de emociones.

Mariposas que se revuelven cuando me rozas
Y todo se detiene alrededor si tú y yo nos miramos así

"Me encanta que todavía te sonrojes por mí", le expresa él, mirándola directamente a los ojos que fulguran de amor. Yue le regala una pequeña sonrisa de tímida admisión y los ojos de Dylan se vuelven oscuros y estrechos, su voz ronca y profunda mientras continúa: "Sabes exactamente lo que voy a hacer, cómo voy a eliminar cada elemento que cubre tu hermoso cuerpo..."

Amor criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora