21. Por fin

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Dylan está encantado de tener a su señorita de vuelta hoy, no ve la hora de darle la bienvenida. La está esperando ansiosamente, sentado en su apartamento con la tableta que Darren le dio en una mano, acechando el punto amarillo para saber exactamente cuándo aparecerá Yue, y revisando el reloj constantemente.

Se siente ridículo, pero no puede evitarlo. ¡Anhela besar sus jugosos labios tan pronto como Yue salga del ascensor! Se ha convertido en un cachorro pegajoso y no podría importarle menos. ¡Será mejor que ella se acostumbre!

Yue por fin habló con sus padres ayer. Pudo decirles que solicitó el divorcio porque Peng la engañó. Los Shen no fueron tan comprensivos como Yue hubiera esperado, pero tampoco protestaron mucho. Por supuesto, Yue dejó fuera muchos detalles humillantes e íntimos, no hay necesidad de que sus padres sepan tanto. El hecho de que Yue sea más feliz ahora debería ser suficiente para ellos.

Por fin, Dylan ve que el punto amarillo entra al edificio y deja todo sobre la mesita de café, corre hacia el pasillo y espera a Yue fuera del ascensor.

Ding.

La puerta del ascensor se abre y Dylan entra de un salto, toma a Yue entre sus brazos, la presiona contra su cuerpo hasta el punto de que ponerla de puntillas y le da un largo y ruidoso beso en los labios seguido de muchos besos diminutos.

"Muah, muah, muah, muah..." Le cubre la boca y las mejillas con sus labios húmedos y cálidos.

Yue casi se desmaya, obviamente. Está tan flechada que su cabeza gira. Ya no tiene esperanza.

"¡Bienvenida a casa!" eventualmente dice él, bajándola con cuidado, pero Yue no puede sostenerse por sí misma ni abrir los ojos. Dylan se ríe y la aguanta por la cintura durante un minuto hasta que lentamente vuelve a sus cabales. "Creo que soy yo el culpable de tus rodillas débiles..." susurra seductoramente en su oído.

Yue está sonrojada. Odia lo enclenque que se pone en los brazos de Dylan. Es realmente frustrante... Es como si su cuerpo sucumbiera a las órdenes de él y su cabeza simplemente ignorara el asunto. ¿Pero eso es bueno o malo? Definitivamente tiene sus momentos.

"Hola", es la única palabra que Yue logra pronunciar. ¿A dónde han ido a parar todas sus neuronas? ¡Rayos!

De todos modos, lo único que le importa a Dylan es que Yue esté de vuelta. Le acaricia el cabello y contempla su rostro con atención. "¡Te extrañaba tanto! Es inexplicable... No sé qué me has hecho".

Yue sonríe. "Creo que me lo hiciste primero tú a mí..." admite tímidamente, recordando cómo reaccionó el primer día que Dylan aterrizó en su vida.

Esa admisión provoca otro beso en sus labios ya enrojecidos y acalorados. Saber que Yue se sintió atraída por él desde el principio es innegablemente estimulante.

Pero quizás sea el momento de salir del ascensor ya que alguien más podría necesitarlo, y Dylan ha estado manteniendo el pie en la puerta todo este tiempo, sin importarle nada ni nadie más que Yue y sus labios.

Dylan toma el bolso de Yue con una mano y con la otra entrelaza sus dedos. Caminan hacia su puerta y antes de que Dylan la acompañe adentro, Yue se da la vuelta.

"Tenemos que ir a trabajar..." Ella hace una pausa y estudia su reacción.

¿Qué quiere decir eso? Significa 'no puedes entrar a jugar'.

"Oh, entiendo..." La decepción de Dylan es evidente.

"Lo siento. Yo... Si entras, nosotros..." Yue está tan avergonzada que ni siquiera puede explicarse, pero Dylan no se lo hace más difícil.

Amor criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora