55. Boceto

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Dylan y Yue han estado viviendo juntos desde hace dos semanas. Han tratado de encontrar un ritmo de convivencia, pero muchas cosas se han interpuesto en el camino. Primero fue el período de Yue que le causó dolores de vientre por un par de días. Después de eso, Bigotes se enfermó y estuvo vomitando por todas partes, así que la pareja no hizo más que limpiar, desinfectar y desodorizar el apartamento durante otro par de días.

Por último, pero no menos importante, llegó el agente Michaels, y parece estar empeñado en evitar que la pareja salga de la oficina. Esto ha estado sucediendo durante una semana. Michaels hasta los ha puesto a trabajar el fin de semana, lo que significa que no pudieron ir al ático para relajarse y pasar algunos momentos tranquilos juntos.

Dylan y Yue acordaron que seguirían con el arreglo de los fines de semana porque el ático es un ambiente despejado donde pueden desconectarse del resto del mundo y cimentar su conexión como pareja. La idea de no tener más eso parecía aterradora para ambos, y resultó ser realmente contraproducente porque últimamente Dylan está sufriendo como un tigre enjaulado.

De hecho, hoy es miércoles y el pobre hombre siente que está a punto de implosionar.

Como han estado trabajando hasta las 10 de la noche los últimos 5 días, Yue ha estado saliendo a correr a las 6.30 –porque Dylan insistió que mantuviera su rutina–, lo que les ha dejado sin tiempo para pintar desde hace casi una semana.

Locura, pura locura.

Dylan ha pensado en irse a dormir en su apartamento, lejos de la tentación, pero Yue ha dejado bastante claro que no quiere que se vaya. Ha sido insoportable para él fingir que no necesita más que algunos besos y abrazos.

Por cierto, Dylan no ha tenido la audacia de solicitar bocetos o iniciarlos. Eso lo habría ayudado a conectarse con Yue y sentirse más sosegado mientras encuentran el tiempo para una pintura adecuada, pero él se niega a ser quien mencione esa posibilidad.

Yue regresa de correr a las 7.15 y se ducha rápido. Se supone que deben estar en la oficina a las 8.30, por lo que deben salir a las 8 am para evitar que el jefe les dé una charla sobre la puntualidad.

Dylan está frente al espejo en la habitación, tratando de elegir una camisa entre las 3 opciones que le quedan –solo guarda la ropa para la semana en casa de Yue porque su armario es pequeño–, pero parece que se está ahogando en un vaso de agua. Resopla y gruñe, mirando las camisas que descansan en una silla junto al espejo como si ellas tuvieran las soluciones a sus problemas.

Yue lo observa por un minuto; compasión y empatía por el pobre hombre se amontonan en su pecho, y lo abraza por detrás. "Oye, ¿está todo bien?"

Dylan siente sus brazos cálidos y suaves alrededor del torso desnudo y se estremece. "Sí", espeta. "No sé qué ponerme y se está haciendo tarde".

Yue da unos pasos hacia la silla, toma una camisa azul marino y la pone encima de las demás. "Te ves muy bien en azul. Usa esta", y sonríe dulcemente.

"Gracias", murmura Dylan, tratando de despegar sus ojos del cuerpo de Yue que está cubierto solo por una toalla envuelta alrededor de su pecho. Lo hace para torturarme.

Aquí es cuando Yue decide tomar el asunto en sus propias manos. Si se saltan el desayuno, pueden sacar 10 minutos para un boceto. Eso es suficiente para un chico joven como Dylan, una vez que ella logre poner las cosas en marcha. Y así sucede, gracias a lo que Yue está a punto de hacer.

Como Dylan todavía la está admirando, Yue desenvuelve la toalla y la deja caer al suelo en una pila junto a sus pies. Dylan sigue el paño con ojos conmocionados y su boca se abre un poco.

Amor criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora