44. Más capas

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La alarma en el teléfono de Dylan suena exactamente a las 5 am y sus ojos se abren instantáneamente. Estaba besando a Yue en sus sueños justo antes del ruido, pero no está decepcionado por la interrupción porque sabe lo que le espera: una magnífica obra maestra en la que Yue ha prometido participar activamente con contribuciones sin precedentes, convirtiéndola en una pieza de vanguardia: innovadora, experimental e inventiva en su técnica. Maravilloso.

El entusiasmo se impele a través del cuerpo de Dylan. Puede que Yue no se haya percatado, pero ella tiene un poder sobre él que es igual de agudo que el poder que él ejerce sobre ella.

Dylan se recuesta de lado y apoya la cabeza en la mano. Mira atentamente a Yue, que está echada en la enorme —al menos comparada con su pequeño tamaño— cama.

Por lo general, cuando duermen juntos en el ático, Yue se aferra a él como un koala y se adueña por completo de su cuerpo. Aquí, sin embargo, ha estado durmiendo lejos, tal vez porque estaba nerviosa por la misión o porque no está relajada sabiendo que el hotel de Gordon es territorio enemigo. Los humanos, especialmente las mujeres, son criaturas complejas.

Dylan observa los rasgos de Yue, su cabello desordenado a forma de abanico sobre la almohada, su boca entreabierta, su nariz peculiar, sus labios pulposos... ¡Oh, esos labios! Luego rastrea su largo cuello, su atractiva clavícula, y se detiene en sus montículos, esas colinas redondas y femeninas que lo atraen como carnada. Son tan sedosos y maleables que se muerde el labio y su cuerpo comienza a reaccionar de la manera más masculina posible. Avanza hasta su vientre plano y baja a sus caderas, entre las cuales se encuentra el cielo: su punto más blando. Lo más decepcionante es notar que trae ropa interior. Hay que deshacerse de ella ahora mismo.

Como él ya está preparado para pintar a Yue, y ella había aceptado previamente que la despertara para una sesión larga e interactiva, Dylan se mueve rápidamente.

Sin embargo, primero lo primero: va al baño a asearse y cepillarse los dientes.

Cuando regresa, se desplaza sobre el colchón hacia las piernas de Yue y permanece junto a sus pies. Toma un pie primero y lo masajea levemente y después el otro. Yue sonríe, pero no se despierta. Él continúa besándole los tobillos y sigue hasta sus rodillas. Acto seguido, le acaricia los muslos y la piel de Yue se eriza por doquier. Es hora de eliminar un cierto elemento que obstaculiza el avance.

Y ahí va la pieza de ropa, arrojada a través de la habitación.

Dylan sonríe, poco a poco se revela el lienzo.

Coloca las piernas de Yue encima de sus hombros y le besa la parte interna de los muslos un lado a la vez, y luego... Bueno, los besos continúan aún más lejos, haciendo que Yue suspire ante la visita imprevista. Dylan siente que el área sensible de Yue se contrae y decide que es hora de quitarle el camisón también.

Yue abre brevemente los ojos mientras él la desviste y saluda a Dylan con una pequeña sonrisa.

Hay entrega y expectativa en el rostro de Yue.

"Buenos días, galletita". Él deja caer su cuerpo sobre ella para permitirle sentir su anhelo y se apoya sobre los codos para verle la cara.

Yue se muerde el labio inferior y sus ojos se cierran de nuevo. "¿Ya son las 5 de la mañana?" murmura lentamente.

"5.15 ya. Pero no te preocupes, es mi turno primero de trabajar en esta obra maestra. Solo quédate allí y disfruta mientras diseño mi composición. Te avisaré cuando sea tu turno".

Yue se lame los labios y asiente. Dylan es un artista talentoso que sabe muy bien cómo combinar los colores del amor para realizar una maravillosa creación cada vez. Este lienzo estará bien cuidado.

Amor criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora