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La primera vez que nos besamos fue un derrame de emociones. Un derrame de emociones muy fatal: parecía haber sido mordido por víbora, con veneno paralizador.

Aun así, esto era una de las cosas más geniales de mi vida.


...


La primera vez que nos besamos fue un choque eléctrico. Aunque no se notaba, mi corazón latía a una cantidad tan alta de pulsaciones que serían capaz de mover a un tren bala. Veloz, como el relámpago.

Es que todavía no sé cómo describirlo. Pasó muy rápido.


...


Cuando llegue a mi hogar, después de aquella velada, yo no creía que por fin lo hubiera hecho. Tenida dos yemas de mis dedos siempre posados en el lugar donde lo hiciste, justo en la mitad de la boca. Algunas veces no aguantaba tener los dedos posados allí tanto tiempo que hasta se me caía el brazo, sintiendo las yemas deslizarse lentamente hasta ya no percibirlas al final de la comisura de mi boca

—Entonces... ¿Lo hice?

Mis perros no entenderán a que me refería, pero están complacidos de que estuviera feliz. Y créeme, que te lo digo con mucha emoción, e incrédulo: estaba feliz.


...


—Entonces ¿Lo hice?

Yo estaba haciéndome un té esa noche, cuando ocurrió. Tenía la mente en blanco. Aunque escribiera en ella como un papel para decirle «Está bien. Simplemente lo hiciste, no es mayor cosa», aun así me era grandioso. Por dentro, seguía eufórica, a pesar de que ya me había tomado el té, por lo cual el sueño fue un poco más difícil de consolar por esa noche.

Y por esa noche, en la cama, todavía percibía ese calor fantasma en mis labios, como si hubieran estado presentes incluso pasada la media noche.

🌾;; Flufftober Marindy | 31 MinutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora