🌾;; Flufftober Marindy | 31 Minutos

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El futuro siempre ha sido incierto. Eso me inquieta mucho.

Apenas sigo siendo joven, y con todo lo que he pasado, siento que hice de todo, y a la vez de ello, no he hecho absolutamente nada.

El estudio es una de mis mayores experiencias que he tenido en esta vida, siendo una de las más salvajes. Pesé a que sólo soy un reportero con, desgraciadamente, un sueldo mínimo, sigo ansioso y ciertamente aterrado por las cosas que pueden pasar en ese set; hay días que me siento igual de ansioso que Juanín en un día de estrés y después de que se tomará una taza de café, así de ansioso estoy. Uno nunca sabe si de casualidad viene un hipnotista y te revela que Judas te paso un salero, o que viene una serpiente constrictora en una caja y un reloj, o tal vez uno de tus amigos se vuelve celebridad de internet. Uno nunca sabe si llega a conocer a una persona especial.

Pero como tal como los días emocionantes pasan, llegan los días nublados.

El estudio, a pesar de que me paguen una miseria, aun así lo quiero. Esto porque, una vez que llego a mi casa, realmente no tengo mejores cosas que hacer. Las tardes se pasan, y siento cada misero segundo que late en mi apagado corazón. A veces salgo, ya sea en la calle o yendo a un quiosco, tal vez por unos periódicos para leer las noticias, pero aún así con los amarillistas de las portadas no me emociona del todo. Y entonces seria volver a mi casa, bañarme y ponerme un pijama; solo sigo mirando el techo cuando las luces nocturnas y citadinas no alcanza a pasar la ventana.

Por lo menos eres otra de mis razones para alegrarme.

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El futuro siempre ha sido incierto. Eso me inquieta mucho.

No tengo mayores experiencias, porque mi vida siempre ha sido bastante aburrida. Lo mayor que he hecho, tal vez, ha sido mudarme a Titirilquén y ser novia de Tulio. Titirilquén lo aburrí rápido, y aunque Tulio sea alguien realmente intenso y emocional, igual no fue gran cosa.

Sólo vivo en un edificio de departamentos, que apenas en el que vivo tiene diez metros cuadrados, aunque para mí es suficiente. La cocina siempre está al día en limpieza e inventario, porque es lo mejor que puedo hacer. La sala está igual, y los cuadro en el muro sólo reflejas los recuerdos de mi pasado, como mi graduación de la secundaria, un cumpleaños de mi papá y una ocasión de celebración con gorros; ya no recuerdo que fue eso, tal vez un aniversario.

El dormitorio y el baño también están al día. El dormitorio guardo hasta más recuerdos, y esos están en un baúl, y cada que los miró por lo menos puedo revivir la esencia de esas experiencias.

Cuando conocí Titirlquén, ya se me hacia muy raro. La primera impresión que tuve al salir a la ciudad fue cuando fui por primera vez a la feria del libro: nunca había escuchado de una feria que venden los libros por kilo, como las verduras, a solo unos pesos. Digo esto porque ya sabes que normalmente encuentras libros en estantes con su precio ¿pero por kilo? De esa feria saque un ejemplar de Cien Años De Soledad de Gabriel García Márquez original y a un muy buen precio. Después de eso, me di cuenta que estabas reporteando en la feria, y que eras reportero del noticiero.

Tú también eres una de mis razones para estar feliz. Conocerte una vez por la feria sólo había sido el primer paso, y ya después te vería más de cerca cuando te vi sentado en el suelo con flores, mientras que yo iba a devolverle sus regalos a tulio. Después nos pasamos los números de teléfono, después prosiguió hablar por llamadas, luego conocerse más en persona, ir por una café, celebrar cosas juntos. Ahora la pregunta es ¿Qué nos deparará el futuro para nosotros?

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El futuro siempre ha sido incierto. Eso me inquieta mucho.

Me inquieta saber si también eres pasajera. Me inquieta saber si no podrías estar por condiciones externas. Me inquieta saber si en realidad nunca debiste venir, o que nunca debí conocerte. Y también algo que me inquieta saber, es que si nos vamos a quedar toda la vida hasta que el tiempo nos terminé separando.

Como mencioné, no todo es eterno. Puede que a los meses te o me pasé algo que nos separe, como un accidente trágico, o que los años duren hasta que uno de nosotros estemos en una camilla de hospital con tubos intravenosos. ¿Y luego qué? Por lo que siento, tendría que desconectarte y preparar los gastos funerarios.

Ya sólo me queda como consuelo, que simplemente trate de vivir el presente. Y traté de calmarme un poco.

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Seguiremos aquí por ahora, Mario Hugo. No te preocupes.