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El atardecer es siempre una de las cosas más bonitas que existen, según varias opiniones. Normalmente lo vez en un mirador y dices «Ay cielos, esto es tan hermoso» ya que tiene una de las mejores vistas para ojear, con su arrebol en el cielo y si es mejor, algo de viento que empuje esas nubes y aprovechando que espante unos mosquitos. Puedes estar encima de un peñasco, donde tu cuerpo inerte contempla el horizonte extendiéndose hasta donde llega el conocimiento, y te invade la paz, en el que incluso puedes dejarte caer y el conjunto de nubes en candilazo puede atraparte en su cama de vapor cálido. Ya qué iba a saber yo que ni con todo eso, a veces es aburrido.

Yo siendo una persona suertuda que obtuvo su departamento con una vista excelente, ya estos paisajes se vuelven repetitivos. Aunque si sea más o menos mágicos con eso de «¡Ay, qué ver el atardecer con un buen libro es lo máximo!», igual uno puede aburrirlo al tenerlo siempre a la mano. Es simple cuestión de salir al anochecer y ver como desciende el sol por alrededor de unos quince minutos.

También con Tulio tenia muy a la mano esas escenas. Es que, no se le va a negar, tenia una, pero es que una, una mansión en un cerro. Él no solamente tiene a la mano el atardecer, tiene el amanecer igualmente, y podía hasta ver la luna llena en su tejado si se le antojaba. El lado positivo de esto es que tuve las luces del alba a mi mano durante ese periodo, cosa que no podía hacer seguido.

Tener a tu posesión a lo que yo llamaría «pequeños lujos» es una de las cosas que tan vez no valores mucho a largo plazo; aunque tengas la luna siempre a tu disposición en tu ventana, en algún punto la vas a aburrir, incluso tienes de vecino al mismo Principito y su amiga la Rosa. Sin embargo, no todo termina siendo así, ya que al igual que Tulio me brindo los amaneceres de una manera más seguida, puedes brindarle tus pequeños lujos a otra persona.

Tu me dijiste que ni el amanecer ni el atardecer puedes ver con tranquilidad, solo el mediodía y cuando se alza la luna a la media noche. Relataste que contadas veces puedes verla cuando en otros lugares te lo permiten, como cuando te quedas en un edificio con su gran ventana. También relatabas que era una de las cosas más hermosas (y desconocidas) que se te pueden ocurrir si es que acaso te piden una lista de ellas. El como te parece bello los tonos rosas del cielo y el color anaranjado en sus nubes. Ya después de toda esa emoción, decías que era una lastima no verlo tan seguido.

Esa cosa fue cambiando, ya que ahora podría brindarte de mi pequeño lujo. Lo mejor de toda esta situación, es ver tu cara embelesada por el paisaje, y donde mi corazón se llena de regocijo por el hecho que lo estés disfrutando.

🌾;; Flufftober Marindy | 31 MinutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora