🌾;; Flufftober Marindy | 31 Minutos

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El otro día te conté una curiosidad sobre la cultura japonesa. Es aquella que te dije sobre los besos indirectos: resulta que, cuando tus labios se posan en el mismo lugar donde estuvieron los labios de otra persona, es el mismo equivalente a uno beso propiamente dicho, o lo más cercano a uno. ¿Te imaginas que nosotros nos tomáramos igual de en serio el hecho de poner tus labios en el mismo lugar que alguien más? Ya seria otra escusa para no prestar una botella de agua.

Es que me causa gracia, ¿Te acuerdas de la vez que me contaste cuando el estudio se quedó sin vasos plásticos por un tiempo en la cafetería? Esa misma vez cuando ni siquiera sabían que se habían acabado los vasos y todos los demás los botaron a la basura, por lo cual tuvieron que compartir uno entre todos hasta que llegará un nuevo pedido en dos días. Cuando había llegado el nuevo cargamento ya todos se habían enfermado por compartir vaso, ya que resulta que un tipo extraño naranja y peludo tenía una gripa que los infectó a todos. Después de eso te enfermaste y te fui a cuidar, pero esa parte ya te la sabes.

Fue por eso que el otro día me quedé mirando la ventana más de lo normal en a la cafetería, ya que nos tocó compartir en ese momento el mismo café por no tener tanto dinero entre lo dos. No creas que te estuve ignorando a propósito, es que simplemente me pareció curioso esto.

...

Creo recordar, que una vez me contaste sobre los besos indirectos entre los japoneses. Que ellos les causa vergüenza ya que resulta ser lo mismo que un beso directo. Así que, supongo que ya he besado a medio estudio ¿no? El Mario Hugo del pasado se hubiera puesto feliz de saber que sí beso a Patana una vez. Ahora sólo se me hace graciosa la idea de cómo me pude haber emocionado por eso.

Estoy diciéndolo ya que te noté más distraída de lo normal la semana pasada. No era como otras veces, cuando terminaba de contarme lo que te pasó por ese día, si no que miraba directamente a suelo y tus labios tornaba una sonrisa de soñadora. Me extrañé un poco, pero agarraste mi mano y bueno, no me iba a quejar mucho por eso.

Me pregunto que era lo que estabas pensando en ese momento.