🌾;; Flufftober Marindy | 31 Minutos

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La vez que te conocí obviamente no sentí nada. Ni siquiera sabía tu nombre, o había visto tu cara, así que por esa razón me daba igual quién fuera qué eras. Si Tulio no hubiera guardado con tanto recelo tu existencia, capaz hubiera pasado de largo el chisme.

No eras mayor cosa cuando te vi en persona aquella vez. Lo más peculiar habría sido tus ojos: muy pocas veces pude ver personas con ojos asiáticos. Igual es raro, ya que ahora no eres tan desconocida para mí, y puedo ver más detalles ahora. Entre ellos, ya he dicho, tus ojos.

¿Tulio pudo haber pensado lo mismo que yo? Hablo de, que tus ojos son profundos una vez que tienes el tiempo de mirarlos con atención. Con algo de tiempo

Digo, por lo menos sé ahora la diferencia entre asiáticos ¿eso sonó feo? Sí es así, me disculpo.

Es que, solo quería decirte que por lo menos ahora veo su encanto. Son rasgados hacia los lados, y son muy oscuros, al punto en el que veo perdido en ellos como un gran foso. Cuando me llega a la mente este asunto, pienso en lo misteriosos que se ven, y en la dulzura que pude admirar cada vez que te miré de frente.

Me pregunto si ves las cosas tan infinitas como pienso que las ves.

...

La vez que te conocí ni siquiera era la vez que tuve mi primera aparición en el estudio. Creo que fue en la feria del libro de Titirilquen, donde terminan vendiendo los ejemplares de precio por kilo como si fuera comida.

No tuve un momento de conocer a los conocidos de Tulio como era debido. Lo único que sabía de ti en ese entonces era de que eres un perro y de que eres un reportero. Supongo que siempre fuiste alguien de fondo en la vida de muchos.

Una vez me comentaste que tenia los ojos profundos, tal vez a un nivel exótico. Tus ojos también están vivos, Mario Hugo.