Realmente no estuve escuchando algo en particular mientras escribía esto, pero aquí encontré una playlist en YouTube de "Canciones para bailar lento en tu cocina a las 2:00am con el amor de tu vida" ... Siéndoles sincero, un nombre muy conveniente.
A decir verdad, ya me esperaba, un poco, que no supieras bailar.
Para aquel entonces creo que era un día de esos que te invite a mi departamento. Estaba anocheciendo por lo cual te invite a quedarte, y como tampoco es que fueras a madrugar para ir al noticiero, dijiste que podías estar aquí el tiempo que tu quisieses.
Seguimos hablando un rato en la cocina, donde se encuentra mi comedor, y yo había puesto música a través de YouTube. Al ya ser muy tarde, y quedarme hablando contigo, se me olvido preparar la cena: te ibas a quedar, así que si yo no hacia algo de comida, tú también te ibas a quedar sin cenar, lo cual, no me parecía muy agradable.
Por otro lado, a pesar de que ya había pasado mucho tiempo, no vi que te quejaras.
—Eh, disculpa, ¿Mario? —pregunté— Ya es bastante tarde.
—Aja, pero ¿y?
—¿Acaso no tienes hambre?
Me contestaste encogiéndote de hombros.
—Me da igual.
—¿Cómo que te da igual? Ya es bastante tarde.
—Me da igual.
Volví a mirar a la ventana, y luego la hora marcaba las nueve menos diez. Me levanté,
—Bueno: si te da igual ¿Qué tal si pedimos algo?
Dijiste que estaba bien, entonces me dirigí a mi sala y fui por mi teléfono.
Había pedido algo de pizza, ya que tu estabas de acuerdo con ello (o en lo que cabe de la palabra, porque me contestaste «Ya te dije que me da igual»). En eso que acababa los diez minutos de ordenar algo, y pelearme por el precio, volví a la cocina. Sin embargo, ya no estabas ahí. Miré a mi alrededor, me fijé que te fuiste afuera: estabas en una de las sillas que se ubicaban en el balcón, mirando lo que fuese.
Me dirigí hacia allá y me senté a tu lado. Al parecer no me percibiste, porque ni te moviste. Acerque la silla un poco más a ti.
—Sera de queso y pepperoni.
—Me gustas el queso.
No dijiste nada otra vez. Estabas encorvado hacia delante, y las luces amarillas de la calle apenas podían iluminar tu sobria mirada. Con el frio que hacia a esa hora, me preocupe que no trajeras tu gabardina puesta. Seguías perdido viendo los transeúntes que pasaban por la avenida.
—Haz estado muy callado.
—Sí... —contestaste.
—Es que me preocupas, Mario Hugo ¿Algo te paso hoy?
No dijiste nada. Retorcías tus pulgares debajo de tus demás dedos.
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🌾;; Flufftober Marindy | 31 Minutos
FanfictionMario Hugo y Cindy Miraflores tiene pensamientos algo íntimos acerca del uno y del otro. Aunque no se lo digan de frente, ellos saben que es cierto. Aunque no todo el mundo lo sepa, aún así saben que florece algo entre nosotros. 🌾;; -------- Colecc...