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El «Tú me haces mejor persona» es algo que me queda corto. Igual de corto que mi dedo meñique, así que no sé cómo agradecerte.

¿Tal vez un gracias? Gracias... No, es más corto todavía. Escribiría algo al respecto, pero en realidad me da pereza, así que mejor me evito esa parte. Al fin y al cabo ni vas a escuchar mis pensamientos.

A ver, déjame que empiece diciendo algo, para ver si logró aclarar mis pensamientos: yo no soy tan buen perro. Pero ¿Sabes algo? Podrían ser peores cosas, como, por ejemplo, me sentiría fatal de ser yo, y bastante fatal.

Ya sé que tal vez no soy la mejor de las personas, pues cosas menos obvias se han dicho antes. Algo escuálido, algo sensible, también algo ingenuo, y algunos podría definir que roza lo bobo. Aun así, te digo gracias por unas cosas.

Creo que uno de mis mejores logros durante mis años es que, finalmente, pude superar a Patana. Ya te han contado la parte donde era un miserable lamebotas de ella, y me siento bastante avergonzado al respecto por, argh, es cierto: hasta podía comprarle regalos extravagantes a costa de que yo no cenara y desayunara por días. Algo que me sigue agradando de Patana es que por lo menos nunca se aprovechó de mí; siguió siendo bastante considerada y me no exigía cosas fuera de mi limite, así que ella sigue siendo parte de mi lista de personas que más amo, sólo que ahora ya no es de manera romántica (afortunadamente).

Ya con el pasar del tiempo, donde me di cuenta que ella no estaba interesada, es donde perdí el interés, y junto a la pérdida de ese interés, llegaste tú, igual de perdida que yo.

Te acordaras de la vez que nos conocimos ¿O no...?


...


Me acuerdo muy bien de la vez que nos conocimos. Aunque técnicamente nos habíamos visto en anteriores ocasiones, como una feria del libro de Titirilquen, no habíamos hablado a más profundidad hasta que una vez te encontré despechado, en la acera, y con unas flores.

Yo iba entrando al estudio, con una caja. Todos los regalos de Tulio estaban dentro de ella: las joyas, las cartas, perfumes, y yo ya no quería poseer todo eso. Cuando vine a la entrada, tu estabas con la cara larga, con las flores en el piso que se estaban mojando en un charco de agua sucia. Me había acercado, preguntando por si era quien pensaba que eras:

—¿Mario Hugo? ¿Eres Mario Hugo, el del noticiero?

Te volteaste a verme. Tampoco e que me reconocieras a primera instancia, pero luego lo hiciste.

—¿Cindy Miraflores? ¿La novia de Tulio?

—Ya no mucho.

—Sí —bajaste la cabeza—... Supongo que sí...

Me dio lastima tu pálida apariencia, así que en lugar de entrar al noticiero, me senté a tu lado, colocando la caja a un costado mío. A pesar de eso, igual ni te inmutaste.

—¿Por qué estás así?

— Ya perdí la esperanza.

—¿Esperanza de qué exactamente?

—Pensé que sabias que estaba... Ya sabes...

—Disculpa, pero en realidad no sé nada.

—Patana. Es Patana.

—¿La sobrina de Tulio?

—Sí... Lo he intentado tantas veces que ya me rendí. Incluso pasé una estúpida hora hablando con —agarraste el ramo de flores y lo aventaste al frente de nosotros— con un viejo desquiciado que no me quería dar unas estúpidas flores porque «tú no sabe que decirle» y más estupideces así.

—¡Oye, cálmate! —te sujete del hombro, para que me miraras— Está bien ¿Entonces ella te rechazo?

—-Creo que es la vez —con los dedos estabas calculando unas cosas—... La vez número setenta y ocho.

—Eso es demasiado, Mario Hugo. Sé que está difícil dejarla de lado, pero tampoco hay que seguir insistiendo: eso no es sano. Te lo digo yo porque...

—¿Estuviste insistiendo con Tulio?

—Y no quería colaborar, por lo que mírame aquí: trayéndole las cosas que me había dado alguna vez...

Hasta yo también me había puesto triste. Tú me habías mirado, quien era yo igual de vulnerable. Cuando gire mi cabeza, estaba una flor en buen estado, el cual tú estabas sosteniendo.

—Yo no sabia que Tulio te hizo sentir así. Lamento eso... Por lo menos tengo alguien que comparte mi miseria.

Me agarró desprevenida, pero acepte la flor. El resto sigue siendo historia.

Yo tampoco soy la mejor de las personas, Mario.

Se que me han dicho cosas como que soy mandona, o que soy histérica. Esto porque, bueno, seamos honestos: el estudio aquel saca lo peor de nosotros. No es que yo lo diga por criticar (aunque es probable que sí); es que, yo simplemente sé eso. Simplemente lo presiento.

Me contaste una vez, en tus abatimientos, que la gente te creía bastante inútil, porque te arrastrabas a los pies de la sobrina de Tulio. Te dije que si realmente no te quiere, no está en la obligación de hacerlo; después de eso te abracé y lloraste sobre mi hombro. Me acuerdo de esto porque fue uno de los primeros momentos íntimos que tuvimos, antes de que saliéramos.

No me lo dijiste de frente, pero estoy segura que escuche un gracias después de que me abrazaste. No sé por qué me dirías eso aquella vez; tal vez lo hiciste por despecho, ya que de lo que sí tengo certeza es que ese pensamiento lo tenías guardado en algún lugar profundo.

Pensar que soy yo quien te comenta tantas cosas, y pienso que no te dije mucho. O por lo menos tengo ese presentimiento.


...


Te digo gracias también por servir de apoyo. Sé que te guardas otras cosas, pero también sé que en algún punto me las dirás.

Y veras, porque por más feliz que parezcas tú, también te guardas tus rencores. Te desgastas, te agotas, y ya no puedes ni apoyarte en ti misma porque ya no diferencias emocionalmente de lo que real y de lo que no.

El punto es: si todavía te sientes fatal por las cosas que te han pasado, recuerda que puedes hablar conmigo, y aunque no sea la mejor opción para que lo hagas si es que buscas algo concreto, como una solución. Por más ridículo que parezcan tus problemas, puedo ayudarte un poco con un beso en la frente o algo por el estilo, porque yo entiendo que se siente muy mal cuando tu dolor no es reconocido; ya hubo varios perros que no tengo conmigo en este momento, que ya no son considerados.

Ya tengo en mente de que tú no puedas escuchar lo que estoy pensando de ti. Pero dejaré que lo digas tú porque yo ya lo tengo en claro...


...


... Tú me haces mejor persona de lo que ya soy, Mario Hugo.

Gracias.

🌾;; Flufftober Marindy | 31 MinutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora