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Desde la vez que me emborraché en la fiesta de tu vecino, no volví a tomar. En serio desearía que en mi entorno se extinguiera el alcohol ¿Por qué se supone que se toma alcohol en fiestas importantes? Hubiéramos estado felices bebiendo jugo de naranja en lugar de champán. Perdona, pero es que soy muy sensible a esas bebidas, y sin embargo, a pesar de que me dijiste que no era necesario beber para que se la pasé bien, igual no quise desilusionarte cuando fuiste tú quien trajo la champaña en nuestro aniversario.

Ya era esa noche ya era, como ya dije, nuestro aniversario, cuando finalmente decidimos salir de manera seria. Me puse mi ropa formal, con mi gabardina y todo, al igual que la corbata negra. Yo había planchado toda mi ropa porque estaba fatal, con arrugas que recorrían hasta las puntas y el cuello. También para ese día hasta me lave el pelo, que siempre lo tengo grasoso. Me lo peine hacia atrás como siempre, sacando dos pelos hacia delante para que no se viera tan aplanado, después de eso me cepille los dientes, agarre mis llaves y me fui de mi casa.

Era en realidad nuestro primer aniversario. Dijiste que tenias planeado algo especial, como una cena, así que no me tenia que preocupar de traer algo ya que dijiste que no era necesario. Yo no estaba tan seguro de eso, pero aun así confié en tu palabra. Igual me arrepentía bastante de venir tan... normal, pero dices que igual no te importa mucho.

Cuando llegue y toque la puerta, abriste con unos guantes de cocina en las manos.

—¿A qué se debe tan particular entrada?

—Agua caliente de una olla. Pasa, Mario.

Al entrar, las luces de la sala estaban apagadas, con solamente la bombilla amarilla de la cocina iluminando todo. Vi que al frente se encontraba el balcón más ocupado de lo habitual: mudaste la mesa del comedor allí, junto a sus sillas. Algunas velas estaban en varias partes del lugar, como en las barandillas, las masetas y en la propia mesa, que hacia que el lugar quedara tenuemente iluminado con su llama.

—Espero que no haga viento —dijiste mientras te quitabas los guantes—. Tarde varios minutos encendiendo esas veinte velas.

—¿Veinte velas?

—Las compré, al igual que una pequeña sorpresa que encontré en ganga. Te puedes sentar allí mientras tanto, que casi está lista la cena.

Dejé que siguieras en tu curso, y entonces fui a sentarme. El balcón tuyo siempre fue una de mis vistas favoritas: se pueden ver varias cuadras hacia delante donde se cortan las intercepciones. Las lamparás sigue siendo igual de encantadoras, decorando el camino una vez cae la noche. Sin embargo, si miras hacia arriba, puedes ver otra de las bellezas naturales: las estrellas, que son una gran variedad de puntitos blancos en el lienzo denso y oscuro del cielo, que se comparan a las lentejuelas en la tela de terciopelo negro.

Una vez que la comida estuvo lista, viniste con unos platos planos al igual que sus respectivos cubiertos.

—Espero que te gusté lo que hice.

—Sé que estamos conscientes que de todos modos me va a gusta.

—Sé que lo harás, con esta rica pasta carbonará que aprendí a hacer hace unas semanas. Pensé que sería buena idea intentarlo para hoy.

Colocaste el plato frente a mí, diciéndome que tenga cuidado con él ya que todavía estaba caliente. Con aquella cena de pasta blanca, nos quedamos sentados hablando de varias cosas que nos pasó por ese día. Al cabo de un rato nos terminamos la cena, y en eso te levantaste, diciendo que volvías brevemente. Cuando lo hiciste, colocaste dos copas altas frente a nosotros, al igual que una botella clara y sucia con la etiqueta degastada, al igual que con un líquido amarillo y burbujeante.

🌾;; Flufftober Marindy | 31 MinutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora