¡Últimos 5 capitulos!
Las semanas pasaron y nosotros seguíamos intentando resolver el acertijo en los diarios. El invierno llegaba a su fin y teníamos menos de cuarenta y ocho horas para averiguarlo.
Pasaba más tiempo con ellos que en casa y aunque sabía que nos unía una misión, cada vez se sentía un lazo uniéndonos, fortaleciéndonos y que Daemon confirmó.
Esperaba encontrarme con Michael en las grutas, no habíamos tenido mucho tiempo para platicar, vernos, besuquearnos y esas cosas que hacen los novios. Los minutos pasaban y decidí mandarle un mensaje, ni siquiera le llegó, por lo que decidí llamarle. Me mandó al buzón de voz inmediatamente y comencé a asustarme, solo era una llamada perdida y un mensaje pero mi sentido arácnido se activó por aquellas dos simples acciones. Volví a marcar y nada. En ese momento una jeep gris se estaciono en el terreno justo a lado de la entrada. Un Daemon serio y preocupado bajó del auto.
-¿Qué haces aquí? .- Él no respondió de inmediato, me miró un momento más buscando las palabras.
-Es Michael.-Mi corazón comenzó a acelerarse y temí lo peor.- Necesito que vengas conmigo. Tuvo una recaída.- Cerré los ojos por un momento y me aferre a los buenos recuerdos, nuestra noche de año nuevo, su cumpleaños, nuestro primer baile, la promesa acerca de la rehabilitación e irnos juntos, su sentido del humor sombrío y sarcástico que era como esa bocanada de aire al salir del agua, o la ultima coca cola en el desierto, a lo bien que se veía sano, limpio, sobrio y feliz a mi lado.
-¿Dónde está? .- Me repuse preguntando a Daemon.
-En la casa, vamos.
El silencio en la casa era sepulcral, busqué con la mirada a Michael y lo que encontré fue una mesa pequeña hecha pedazos, un jarrón en las mismas condiciones y unos bonitos girasoles ya no tan bonitos. Abrí los ojos como platos.
-¿Qué pasó?
-Michael y Thomas discutieron. Se salió de control. Thomas descubrió que Michael estaba drogado. Aemon los detuvo. Michael se puso como loco. Lo tuvimos que sedar y Thomas está en su estudio, encerrado.- Puse mi mano sobre mi estómago, sintiendo que el corazón se me encogía, que debía ser fuerte por él, por ambos. Subimos hacia su habitación, y ahí estaba mi pobre, triste y jodido Michael. Daemon nos dejó a solas.
Tenía el ceño fruncido, incluso dormido, siempre creí que Michael lucía como un ángel caído, al estilo hush hush, bello por fuera, roto por dentro, luchando con sus demonios día a día. Toqué su frente, sudaba frío, tomé su mano y nuestras pulseras se juntaron en una, casi encontré calma en ello.
-Vas a estar bien Michael Landon, yo te voy a ayudar y saldremos de esta juntos.- Susurre para ambos, como si fuera nuestro pequeño secreto. Llore en silencio y en un susurro aún más bajo salieron mis palabras.- Te amo Michael Landon.
Por unos minutos nos quedamos en absoluto silencio, tomando su mano. Michael comenzó a susurrar en sueños, me acerqué a él intentando escucharlo, comenzó a moverse levemente y luego más rápido.
-Michael.- Intenté despertarlo pero sus susurros me detuvieron. Un nombre.
-Olivia.- Tenue pero audible. En ese momento algo se rompió en mí, ¿Alguna vez te han curado una herida con alcohol? Imagina ese dolor físico a nivel emocional pero diez veces más. Como si mis piernas reaccionaran en automático me aleje de él, tape mi boca para evitar un sollozo o por la impresión, tiempo después entendí que no era algo que debió haberme impresionado, pues no era nada que no supiera ya. Dejó de moverse y volvió a dormir. Daemon tocó la puerta y no se si había estado escuchando pero limpie mis lagrimas.
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Los Hijos de Anfield (#1)[Completa✔]
Novela JuvenilEl olor me sacó de mis pensamientos. Un olor inundó mi nariz, el olor de un cigarrillo. Giré para ver de dónde venía el olor y mis ojos se abrieron como platos. Thomas Mikaelson estaba ahí, en la oscuridad, su traje impecable, con un vaso medio vac...